Hace unas semanas, os explicaba cómo era eso de vivir con tres chicos y lo poco que se parecía a la convivencia en la serie New girl, donde también una chica vive con tres chicos.
El tema daba para bastante – si no tuviera miedo de que me mataran por revelar según qué secretos, podría seguir eternamente – así que os traigo una segunda hornada de diferencias entre la serie y la vida real.
Demostraciones de afecto
En el segundo capítulo de la primera temporada, los chicos y Cece acompañan a Jess a buscar sus cosas a casa de su ex. El tipo charla con ella y le pregunta, en tono un tanto despectivo, si esos tipos que la acompañan son sus nuevos compañeros. Ellos se encaran un poco con el ex y ella sale en defensa de ellos, diciéndole que sí y que los quiere. Y lo repite y todo, eh. Que los quiere. Aunque llevan escasamente dos semanas viviendo juntos.
Mientras, en la vida real…
Hay cosas que no puedes decirles a los tipos con los que vives. Y una de esas cosas es que los quieres. O bien se sentirán algo incómodos, o no entenderán a qué viene semejante muestra de sentimentalismo (tal vez lo achaquen al síndrome premenstrual), o pensarán que vas a pedirles dinero. Si vives con chicos, tienes que adaptarte a su particular forma de mostrar afecto. Palabras y expresiones como cernícalos, guarros, guarruzos o trozos de mierda, entre otras lindezas, serán la llave que necesitas para ser aceptada como una más en la manada. Pronto empezarán a invitarte a sus cenas de “solo chicos” e incluso te nombrarán el hombre de la casa cuando vean que tardas menos en arreglarte que ellos. Tómatelo como un triunfo personal.
El bote de las capulladas
En New girl, los chicos tienen en el salón el llamado “bote de las capulladas” (douchebag jar), un tarro en el que deben meter un dólar cada vez que dicen algo asqueroso, ofensivo o subido de tono. Y lo meten, eh.
Mientras, en la vida real…
JAJAJAJA por favor. Tres tipos viviendo juntos bajo un mismo techo son una fuente inagotable e imparable de improperios, lenguaje de dudoso gusto y comentarios lascivos referidos a ligues, modelos del anuncio de Calzedonia, Sofía Vergara o chicas que han visto en el metro. La situación puede empezar de la forma más inocente, en cualquier momento y lugar, y la escalada de guarrismo no conocerá límites. Muy pronto, esto te parecerá el comportamiento normal de un chico y, cuando alguna vez consigas ligar – ocurrirá raras veces si sales con ellos, por eso de que son tus escoltas y nadie se atreve a acercarse, no porque seas un orco de Mordor, eh? – , te quedarás muy extrañada al ver que no dicen guarradas todo el tiempo o se eructan en tu presencia.
Halloween
Jess trabaja en el túner del terror de la feria de Halloween disfrazada de zombie. Los chicos van a visitarla el fin de semana, cada uno con su disfraz: Schmidt, de Lincoln; Winston, de policía; y Nick de una especie de ¿abeja? bastante cutre, con solo unas antenitas y listo.
Mientras, en la vida real…
Lo cierto es que el Halloween en la vida real será mucho mejor que en New girl. A tus compañeros les encantará disfrazarse, a ti, más aún. Eso sí, vas a tener que ocuparte de todo si quieres que la cosa salga bien. Prepararéis un disfraz conjunto en plan circo de los horrores, te ocuparás de comprar máscaras, maquillaje, cuchillos y hasta un vestidito monísimo para uno de tus compis (la mujer barbuda domadora de leones, polifacética total). El resultado será bastante divertido. Sobre todo para la gente que os crucéis por la calle. No, no me atrevo a poner fotos.
Tu cumpleaños
En New girl, Jess acostumbra a ir al cine sola el día de su cumpleaños. Años ha tenía demasiadas expectativas en su día especial y, al no verse cumplidas la mayoría de las veces, optó por un plan simple y solitario. En esta ocasión, pasará el día con Nick, con el que está saliendo. Lo que no sabe es que le tienen preparada una fiesta sorpresa y el cometido de su chico es entretenerla mientras todos se vuelcan en preparar la música, la decoración y, por supuesto, la tarta.
Mientras, en la vida real…
Da gracias si alguno de ellos se acuerda, será a lo máximo a lo que podrás aspirar. Aunque te tengan en el Facebook y les aparezca que es tu cumple, rara vez se acordarán. Al final, aceptarás que es así y tal vez optes por decirles directamente que es tu cumple y que más vale que te feliciten. Otras, los meterás en una lista negra y te dedicarás a restregarles lo mierdas que son cuando lleguen sus cumpleaños. La parte buena es que siempre estarán dispuestos a celebrarlo y acabaréis yendo a vuestro restaurante de siempre para que te metas entre pecho y espalda un solomillo, un chuletón y algo de postre.
Un pésimo día
Debido a los recortes, Jess es despedida del trabajo. Llega a casa con una caja con sus cosas y les da la noticia a los chicos, advirtiéndoles que no quiere dramas ni que sientan lástima por ella. Se ofrece incluso para hacer de camarera en la fiesta que Schmidt ha organizado para celebrar que, ejem, su pene ha dejado de estar roto. Y es allí donde, finalmente, ella se rompe, para acabar siendo consolada por Nick.
Mientras, en la vida real…
El día que te despiden llegas a casa y no hay nadie. Lloras hasta que te duele la cabeza. Y te duele la cabeza hasta que vomitas. Entonces empiezan a llegar. Aunque ya lo sabían, les recuerdas que hoy ha sido tu último día. Te consuelan, te dan ánimos y consejos. Y empezáis a hablar de cualquier cosa. Alguien soltará un improperio, o comentará lo de aquella chica que ha visto en el metro, o la modelo del anuncio de Calzedonia, empezando la escalada de guarrismo sin límites. Y acabarás llorando. Pero de risa.
Hasta aquí las diferencias entre la vida real y New girl. Recuerden: no se crean nada de lo que vean por la tele.