En un centro de investigación noruego se produce un descubrimiento asombroso: un innovador experimento consigue diezmar el tamaño de la materia orgánica. Plantas, animales y personas se pueden reducir considerablemente sin efectos secundarios. Como no podía ser de otra manera, las consecuencias de este hito técnico-científico serán inesperadas.
Sus historias son sencillas, pequeñas situaciones mundanas que se les presenta a personas normales y corrientes. Viejos cascarrabias, cuarentones practicantes de enoturismo o maridos engañados son los habitantes-tipo que pueblan su cinematografía. En “Una vida a lo grande”, quizá confiado en exceso por el prestigio alcanzado en sus anteriores películas o bien por la necesidad de un cambio de rumbo en su trayectoria cinematográfica, Payne abandona sus lugares comunes y da el salto a un género tan complicado como es la comedia de ciencia ficción.
Si bien el tema de la reducción del ser humano ya ha sido tratado en numerosas ocasiones (véanse las clásicas “El increíble hombre menguante” y “Viaje alucinante”; las familiares “Cariño, he encogido a los niños” y “El chip prodigioso”; o incluso la pieza corta “El amante menguante” dentro de “Hable con ella” que supuso el cenit en lo que a metáforas cinematográficas se refiere), en todas ellas el tono es de aventuras o familiar. En cambio, en “Una vida a lo grande” el tratamiento que se hace de la reducción humana es mediante una fábula que invita al debate.
La primera parte de la película consigue el complicado reto de que el espectador se crea y acepte la inconcebible premisa y se llegue a plantear aspectos relevantes: reducción drástica del volumen de basuras, emisiones de CO2 y de los recursos necesarios para la supervivencia del hombre; cuestionamiento del derecho al voto de los seres reducidos; prioridades actuales de los esfuerzos científicos (la madre del protagonista se queja de que el hombre ha conseguido llegar a Marte y medir menos de un palmo, pero en cambio no han conseguido todavía aplacar los dolores y efectos de la fibromialgia que padece). En la película hay incluso cabida para bromas ingeniosas acerca del controvertido muro de Trump, el conflicto israelí-palestino o la inmigración ilegal.
A pesar del original planteamiento, en la segunda parte de la película comienzan a desinflarse los logros anteriores: el director ambiciona abarcar tantos temas que el espectador se siente avasallado y desorientado. Además, el tema del ecologismo extremo y del apoyo a los desfavorecidos y a las minorías raciales está dibujado con trazo grueso y con un enfoque bastante infantil. Tampoco ayuda la presencia de Christoph Waltz y Udo Kier, grandes actores (aunque en esta película son pequeños, de menos de un palmo concretamente) cuyos personajes no aportan nada de interés a la historia, con un viaje en barco que resulta bastante tedioso. La innecesaria y más que obvia historia de amor remata el desastre (aunque la escena del masaje del muñón resulta deliciosa y marciana).
Como comedia funciona con ciertas reservas, no se respira una hilaridad uniforme en la película, sino que sólo arranca algunas carcajadas con gags muy concretos. Por desgracia este mal no es exclusivo de este film sino que la mayor parte de la comedia actual adolece de este defecto (salvo muy contadas excepciones).
Los actores están simplemente correctos. Matt Damon sufre el llamado ‘síndrome de Tom Hanks’: en el grueso de su filmografía interpreta el rol cómico de un hombre sencillo, simpático y bonachón que se enfrenta a todo tipo de situaciones, y en estos papeles, a pesar de que los méritos interpretativos son mínimos y parece que va con el piloto automático o incluso interpretándose a sí mismo, el público le adora. Pero en ocasiones puntuales su actuación se sale de la monotonía anterior y regala interpretaciones sólidas y memorables.
Por desgracia, en la película que nos ocupa, la actuación de Matt Damon pertenece a la primera categoría; por otro lado, Christoph Waltz repite por enésima vez el rol que le lanzó al estrellato y que debería plantearse abandonar si quiere que se le siga tomando en serio; la desconocida Hong Chau es la única que sobresale mínimamente del grupo, defendiendo el papel un tanto caricaturesco de Ngoc Lan Tran, una mujer de rasgos orientales que bajo un mal humor permanente y una fachada de aspereza y frialdad esconde gran bondad y humanidad. Llama la atención que toda esa descripción se corresponde con la que hizo conocida a la exmujer del director, Sandra Oh, con su papel de Cristina Yang en Anatomía de Grey.
La cinematografía de Alexander Payne guarda muchos paralelismos con la de Woody Allen: dirigen comedias corales con alta carga sentimental y ciertas obsesiones (psicoanálisis/infidelidades); regalan ‘personajes bombón’ a sus actores; arraigo en el emplazamiento de sus historias, cuyas localizaciones llegan a formar parte importante de la película (Nueva York / Nebraska); son alabados en los circuitos intelectuales y en los festivales de medio mundo (casualmente ambos fueron los ganadores del premio Oscar al mejor guión original/adaptado en el mismo año 2012). Y con esta nueva pieza en la filmografía de Payne, vuelven a coincidir de nuevo con la inserción de pinceladas surrealistas o sobrenaturales en historias con tintes realistas.
En definitiva, “Una vida a lo grande” es una obra menor en la carrera de Alexander Payne, pero con suficientes alicientes como para recomendar su visionado y situarla por encima de la media entre las propuestas de la cartelera cinematográfica (tal y como sucede con las obras fallidas de Woody Allen).
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- ##check## Lo bueno
- Los chistes políticos y la escena del “downsizing” del protagonista acompasada por la música, como si de una coreografía se tratara.
- ##times## Lo malo
- La segunda mitad de la película y un tibio final dejan un mal sabor de boca.
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- Ambientación 6.0
- Se nota un presupuesto mucho más holgado que el de las anteriores películas de Payne.
- Desarrollo de Personajes 6.0
- Se deja muchos personajes interesantes por el camino, y en cambio, se recrea innecesariamente en otros que no merecen especial atención.
- Argumento / Guión 6.5
- A nivel global es un guión algo flojo, pero no se le pueden negar momentos puntuales muy inspirados.
- Banda Sonora 6.5
- Agradable sin más.
- Entretenimiento 7.5
- El tema de la reducción de tamaño del hombre siempre ha resultado interesante en el cine y la literatura, de ahí que se sigan haciendo obras con este argumento.
- Montaje / Innovación técnica 6.5
- Tanto los efectos como el montaje es correcto pero sin llegar a deslumbrar.
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- Puntuación Total 6.5 / 10
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