Para eso, muestra el desarrollo de la vida de un empresario, desde que lanza su compañía en 1974 hasta la actualidad. En el camino, podemos ver cómo va creciendo su espíritu emprendedor y su liderazgo hasta convertir su empresa en una compañía multinacional. Pero hay un elemento muy original: todo transcurre en el trayecto de subida de un ascensor.
“El spot es una metáfora sobre los negocios y las personas que los dirigen. Nos lleva a través del tiempo, y nos hace ver y sentir todos los acontecimientos que suceden durante un ciclo comercial. Sí, se trata de un viaje de ascensor, pero es el viaje en ascensor más extraordinario del mundo”, describió Nick Rowland, Director Creativo de Grey London.
Mientras el ascensor -y el negocio- empieza a subir, una multitud de historias entra en escena en el espacio de dos metros cuadrados: contrata a los primeros empleados, da la mano en el primer acuerdo, hace crecer el negocio... Y, mientras, un empleado va a ser padre, y otro celebra su aniversario. Y él tiene sus primeros hijos... Luego vienen las discusiónes, y también la época de recesión. Pero el negocio sigue adelante, y viene la fase de expansión, y los acuerdos con inversores extranjeros...
Dadas las dimensiones del ascensor, el rodaje estuvo muy concentrado en los detalles, desde el vestuario y el maquillaje hasta los peinados y accesorios. No sólo el actor tuvo que parecer 40 años más viejo hacia el final del anuncio, sino que todo en el ascensor tenía que representar el estilo de época en el que se encuadraba. El resultado: una obra maestra, que nos hace emocionar y nos hace sonreír. Un maravilloso ejemplo de storytelling, que nos dice muchas cosas del banco, sin mostrarlo siquiera.
Un sobresaliente para este spot. A la creatividad, a la historia y a la emoción que transmite.