Tal vez sea que no sabemos apreciar los pequeños matices que nos regalan las horas, el entorno y su fluir con el tiempo. Estamos tan absortos en problemas y en la agotadora tarea de quejarnos que muchas veces olvidamos pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena, ínfimos momentos que son capaces de dar un giro brusco a nuestros días.
Son instantes, situaciones, personas, lugares, olores, sabores, tactos... que suceden casi imperceptiblemente para la mayoría de personas que se limitan a añorarlas en lugar de prestar atención para encontrarlas.
Y es una pena, porque no saben realmente la manera tan gratificante en que son capaces de llenar tu vida.
¿Aún sigues ahí?
Yo de ti saldría ahora mismo en su búsqueda.