2 Corintios 4.7-18 | El mayor obstáculo para entender el propósito de Dios cuando Él nos quebranta es que un gran número de cristianos piensa que tener fe en Cristo es algo que hacemos. Oramos, leemos la Biblia, vamos a la iglesia, ofrendamos. Hacemos y hacemos, creyendo que ésa es la vida cristiana.
Pero el verdadero cristianismo consiste en llegar a ser, en vez de hacer. La vida de fe que Dios ha dispuesto involucra recibir a Jesús en nuestros corazones, y permitirle que Él cambie los hábitos, la manera de pensar y las preocupaciones que tenemos, para llegar a ser más y más como Él.
Comprender esto cambiará nuestra perspectiva en cuanto a los dolores que debemos soportar. Cuando reconocemos que la vida cristiana es la obra permanente de Jesús de rehacer nuestra vida, el papel del quebrantamiento tiene más sentido. Es el proceso que Dios usa para apartarnos de las cosas que se han vuelto, o pueden llegar a volverse en un obstáculo para nuestro crecimiento. El Señor utiliza también este recurso para tratar asuntos que posiblemente hemos declarado “prohibidos” para Él, como conductas o relaciones poco saludables que justificamos.
Dios no quiere ser el Señor de la mayor parte de su vida, ¡Él quiere ser el Señor de toda su vida! Por tanto, se concentra en las áreas de rebeldía y de autosuficiencia para despojarnos de todo lo que nos impide confiar plenamente en Él. El Señor utiliza el quebrantamiento para eliminar esas inclinaciones, para que podamos vivir dependiendo de Él, día tras día.
Abra su corazón, y pídale al Señor que le muestre cualquier rastro de autosuficiencia en su vida.
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