Naturaleza e historia se dan la mano en Cortes de la Frontera, la localidad más occidental de la provincia de Málaga, cuyo término municipal se adentra en el mapa como un apéndice en territorio gaditano.
No en vano, es el único pueblo malagueño que está incluido en el Parque Natural de Los Alcornocales, el gran pulmón verde de Andalucía.
A pesar de no superar los cuatro mil habitantes, Cortes de la Frontera cuenta con un importante patrimonio monumental en su casco urbano. De hecho, aún conserva muchos rasgos arquitectónicos de los siglos XVIII y XIX, época en la que se va configurando urbanísticamente.
Los principales edificios del pueblo son la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y el Ayuntamiento, mandado a construir por Carlos III. En este último edificio, llama la atención su fachada de piedra de sobrio estilo neoclásico.
Lo que más puede sorprender al visitante cuando llega a Cortes de la Frontera es la existencia de una plaza de toros, levantada a finales del siglo XIX, aunque tuvo que ser restaurada en 1921 y actualmente se espera otra remodelación.
Otra de las edificaciones singulares de Cortes es la llamada Capilla de los Valdenebros, convertida en su interior en vivienda. Lo más destacado en su arquitectura es su portada de estilo barroco-mudéjar, que data de 1760.
Fuera de la villa se pueden visitar una iglesia mozárabe del siglo VI, conocida popularmente como la Casa de Piedra, y una torre atalaya construida en el XIII para vigilar el camino de Gaucín.