La experiencia enseña que a los seres humanos a menudo pecamos de orgullo. Nos cuesta mucho pedir ayuda, porque se identifica pedir ayuda con ser débil. En realidad es todo lo contrario. Todas las personalidades fuertes que alcanzan cotas elevadas en su vida tienen una virtud común: Saben Pedir Ayuda.
Y saben pedir porque no tienen miedo a que les digan NO. A las personas nos cuesta pedir ayuda por una cuestión: Miedo al Rechazo; a que nos digan NO. Curiosamente este es también el principal motivo por el que a la gente le cuesta tanto salir a Vender: el principal miedo a la hora de vender es el Miedo al Rechazo.
Recuerda que el NO no es a ti, no es nada personal, simplemente que la gente puede tener otras prioridades, u otras alternativas, u otras lo que sea. El Miedo al Rechazo es especialmente doloroso en personas con baja Autoestima (que lo es todo), porque identifican el NO circunstancial con su persona: no le gusto, no soy bueno, no soy capaz... La gente con alta autoestima no tiene ese problema: si no le gusto, no pasa nada; no se puede gustar a todos y en todo momento. No son víctimas de la necesidad de aprobación de los demás.
Siempre habrá ocasiones en que te van a decir NO. También hay que celebrarlo, porque cada NO que te dicen te hace más fuerte. Es bueno acostumbrarse a que a uno "le den calabazas", a que te digan NO, porque la siguiente vez te duele menos y llega un momento en que no te afecta en absoluto, con lo cual has llegado a un nivel en el que vas a disparar muchas veces y, por tanto, a aumentar tu ratio de venta o de que te digan SÍ. Cuantos más disparos hagas, más probabilidad de hacer en el blanco, ¿no?
No obstante, y a pesar de lo que puedas pensar, lo más curioso es que hay mucha gente (más de la que piensas) dispuesta a ayudar y ayudarte. La mayoría de los miedos son películas mentales. Entre otras cosas, porque pocas causan mayor satisfacción a la gente que hacer algo por los demás, echar un cable, ya que uno se siente útil. A uno le gusta ver que su acción ha contribuido a algo mayor. Así que, no sólo el beneficiado serás tú, también el otro. Además, ayudar genera vínculos emocionales fuertes.
El no saber pedir ayuda y caer en la autosuficiencia nos adentra en los terrenos de la ineficiencia. Tú no sabes de todo; es más, sólo sabes de algunas cosas. Lo que no sabemos es infinitamente superior. Saber pedir ayuda hará que las cosas no sólo se hagan más rápido sino mejor. Saber pedir demuestra grandeza. Y es que hay que ser muy grande para ser humilde. ¿Tu mayor enemigo? Tu orgullo.
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