Me gusta salir a andar, y cuando una canción no consigue abducirme del todo entonces pienso, y me gusta jugar a un juego que se llama: “Todas las opciones posibles” en las que imagino lo peor que me podría pasar en los problemas que tengo, así me preparo. Muy optimista yo ¿Eh?
Lo sé, podría gastar todas mis energías en buscar las soluciones, en abrir el ramillete de opciones positivas y escoger la que mejor huele, esforzarme más en proyectar una visión prometedora, algo a lo que aferrarme, también podría cagar oro por muy doloroso que fuera, tener melena y escribir para la XL semanal, pero la diarrea constante producida por los nervios que tengo no expulsa diamantes precisamente, mi cabeza requiere más mantenimiento ahora sin pelo que cuando casi tenía, y mi carrera va hacia atrás en cuanto a escritura se refiere vendiendo cada vez menos libros.
Pero andar siempre me ha ayudado, y cuando las cuatro paredes empiezan a aplastarme me pongo los auriculares y me dispongo a andar río arriba y a algún lado me llevará, creo que así manejo mi vida también, porque al final si dejas que tus pasos sean los que te guíen, tus propios pies, siempre llegaras a donde querías estar, si es un buen lugar, bienvenido/a, si es malo, puede que te prepare para ir a otro mejor, o no, la vida no tiene dos caras y la vida no siempre te da otra oportunidad, a mí mis pasos me han llevado hasta aquí, podría estar en un sitio mejor si hubiera elegido otros caminos, podría tener más cosas, más estabilidad, más mundo, quizá dormiría mejor, pero, ¿Tendría la unión que tengo con mis seres queridos? ¿Conocería a la misma gente? ¿Sería yo el mismo?, no sé sabe, las vidas posibles de Mr. Rompe no ha salido aún en los cines, mi camino ha sido un desastre lleno de socavones, malas decisiones, cagadas monumentales, días internacionales de metepatas, si hubiera un guion con unas pautas a decidir escritas por una mano divina yo me las he saltado todas y he hecho lo que me ha dado la gana, y aunque me arrepiento de un par de cosas en mi vida, y aunque me suela disparar al pie siempre por escrito y manifestar mi odio por la imagen que proyecta el espejo, mi vida es mi vida, mi gente es mi gente, y yo, soy yo gracias a todo eso, por lo que si me disculpan, voy a seguir andando, puede que mejore a la hora de dar mis pasos, pero voy a seguir andando con mis Converse.
Y a veces andar para adelante te hace mirar retrospectivamente, y para conseguir una visión prometedora necesitas observar las huellas que dejaste atrás, suena November de Max Ritcher, y las palabras y las secuencias se disparan:
Nunca te dejes llevar por un enfado, todo el mundo sabe eso, otra cosa es que no se sepa hacer, yo no sabía qué hacer con mi vida, pero tenía una cosa clara, quería dejar aquel instituto e irme a Granada ya, las prisas tampoco son buenas consejeras, opté por la opción más rápida y solicité para un par de módulos, uno de cocina, y otro de instalación de ascensores, para que veáis lo clara que tenía la mente entonces, me daba igual qué hacer siempre y cuando me permitiera salir de allí, pero mis padres se negaron a que con diecisiete años me fuera a vivir sólo por ahí, me enfadé y decidí dejar los estudios e involucrarme en la empresa de construcción de mi padre, mi idea era ganar mucho dinero para poder irme cuando quisiera y hacer lo que quisiera, para tener control. Era la época del boom, y la tentación era fuerte, se ganaba mucho, mucho dinero, y había muchísimo trabajo, yo trabajaba rodeado de gente que conocía, había trabajado todos los veranos con ellos, era la cuadrilla de mi padre, y yo era el niño de todos, y ahora que lo miro en perspectiva, era maravilloso trabajar allí, nos matábamos, nos peleábamos, el ritmo era frenético, no sé sinceramente si lo aguantaría ahora, pero lo hacía entonces, era muy duro físicamente, y muy duro mentalmente, el trabajo manual te da herramientas para solucionar problemas al instante cuando se te presentan con lo que tengas a mano, te enseña a manejarte, no sabéis lo orgulloso que estoy de esa época y de ser de familia obrera. Y aunque debido al estrés del trabajo aquello era una locura, era también divertido, había música, afinidad con algunos, éramos compañeros de trinchera al fin y al cabo, y al terminar la jornada, el niño flaco iba por unos litros, y todos bebíamos y reíamos, ahí inicié el vicio por la cerveza y descubrí la unión que puede producir unas cuantas cervezas frías. De mi trabajo decir, que siempre me ha apasionado ver como conocía los edificios en los huesos, y llenarles de venas, de órganos, convertirlos en algo real, en un hogar, con tus propias manos, pocas cosas llenan más y qué poco valorado está. Pero mi sueño era irme, y conocí a alguien que me dio el empujón necesario, ya la conocía años atrás, y siempre quise estar con ella, y cuando por fin sucedió hice las maletas y me fui, mi madre no se lo creía, recuerdo su mirada en la parada de bus al irme, aun pensando que me bajaría, su pequeño se iba.
Y se iba con mucho dinero en la cuenta, más de lo que se le debería permitir a un niño de diecinueve años, porque aún era un niñato, y es muy peligroso venir de un pueblo pequeño con limitaciones en todos los aspectos a una ciudad como Granada y que de repente la libertad te explote en la cara, me pasó algo parecido en mi salto del colegio al instituto, el colegio era una cárcel, el instituto era Woodstock, pues me volvió a pasar, y como buen niñato no aprendí de mis errores y cogí toda esa libertad y la convertí en desperdicio, viví a pie hincado en el acelerador hasta que pude y entonces me quedé sin nada, sin dinero, sin novia, sin saber qué hacer. Hasta que un día andando por mi barrio, andar soluciona muchas cosas, vi un papel pegado a una farola que hablaba de una academia nueva que te formaba para trabajar en energías renovables, era el auge por entonces hasta que las leyes lo jodieron, y me aventuré a ello, pagué casi con lo último que me quedaba y fui a clase, pero no tenía dinero, recuerdo estar volviendo en urbano de clase pensando en cómo iba a seguir cuando justo me llamó un amigo para trabajar con él, su padre tenía una empresa de remodelación de fachadas, y allí que fui yo, tuve que pasar las clases a los fines de semana por lo que tardaba más en sacármelo, pero era lo mejor, trabajaba de lunes a viernes e iba a clases los fines de semana, menudo agobio ¿Eh?, que va, era joven y tenía mucha energía, y creo que es la época en la que más vi la noche en Granada, salía cinco veces por semana precisamente con mi amigo el que me había conseguido el curro, me hice adicto al café, (y le cogí asco), y me mantenía con vida en el trabajo, que era en las alturas.
Pero un día fui a un concierto, de Skunk D.F., y allí estaba mi ex, yo había estado con mucha gente mientras, había inundado de babas los rincones de Pedro Antonio, y de fluidos los portales y pisos de estudiantes, pero cuando esas canciones nos hicieron mirarnos en mitad de la multitud, todo el enfado, toda la ira que sentía por quien me había engañado, se fue, en aquel momento sólo podía ver una visión prometedora ante mí. Empezamos a vernos de nuevo, quizá sin la misma ilusión de antaño, por todo el daño que nos habíamos hecho, pero eso no sé por qué hacía nuestra relación más real que antes, un día teniendo una conversación por teléfono me dijo que le gustaría irse a vivir fuera, y yo le dije, <<Vámonos>>, y me encargué de todo, país, Irlanda, pueblo, billetes, academia, todo por empezar de nuevo con ella, pensando que así nuestros problemas se quedarían en España, pero no fue así, estuvimos tres semanas en una academia, y luego yo empecé a trabajar en una cafetería, no había puesto un café en mi vida, pero me enseñaron a trabajar, igual que aquí ¿Eh?, pero a la primera semana me dijeron que no había pasado la prueba, que era un desastre y que me tenía que ir, mi ex tenía un trabajo, habíamos encontrado una casa con jardín, teníamos todo, no podía volverme, recuerdo aquella mañana, mirarme al espejo y darme bofetadas <<Hoy los vas a dejar callados, hoy lo vas a hacer bien>>, y así fue, me pusieron al final de la tabla a punto de tirarme al mar y conseguí darle la vuelta, así soy yo, a veces tienes que ponerme al límite para que reaccione, ese día me dieron la enhorabuena y me dijeron que seguía, acabé siendo encargado de una de las cafeterías de Take Away, abría cada mañana a las siete, hacía caja, ponía a los clientes sus pedidos antes de que entraran por la puerta porque me los sabía, era uno más en la comunidad, porque sé adaptarme, siempre he sabido aunque me cueste, encontrar mi sitio. Ella enfermó, y tuvimos que volvernos, mi vida por mucho que amara como era estar allí no tenía sentido sin ella, y nos volvimos, resulta que los problemas si estaban en España, porque fue volver y acabarse de nuevo por las mismas razones, esta vez sin menos trauma, esta vez estaba preparado.
Si quizá hubiera estado preparado la primera vez hubiera reaccionado de forma diferente, quizá hubiera sabido entender mejor, ahora que la vida me ha puesto en ambos lados, entiendo mejor, pero entonces sólo conocía uno y ella lo pagó, como yo pagué, ojalá hubiera tenido mejores herramientas para llevarlo mejor, quizá ahora sabría llevar mejor ciertas cosas.
Pero la vida siguió, encontré trabajo de lo mío, aún el gobierno no se había cargado a las energías renovables, el mundo se abrió para mí, conocí a gente maravillosa, a gente que ahora son familia para mí, cuya vida para mí no se entiende sin esa gente, forman parte de quien soy, y creo recordar que en esa época también conocí aún más la noche de Granada y los baños de discotecas, la vida fue muy caótica entonces, no recuerdo con claridad aquellos tiempos, sé que fueron dos o tres años, pero no recuerdo con nitidez cuando pasó tal cosa y cuando pasó la otra o si realmente pasaron o mi imaginación de escritor las inventa o mejora. Pero tenía una vida completa, total libertad, vivía solo, trabajaba en algo que manejaba, no recuerdo tener problemas, seguro que alguno me inventaba, pero no recuerdo ninguna nube negra rondando por aquellos años. Hasta que me lesioné la rodilla, mi rodilla que ya me había lesionado varias veces jugando a fútbol sala, me la lesione ayudando a mi padre en un trabajo de fin de semana, me iba a operar y yo estaba cojo, literal, cojo, desde que me lesioné hasta recuperarme pasarían un año y medio, por supuesto en mi trabajo no me renovaron, me quedaban dos meses antes de la lesión, estuve cojo ocho meses hasta que me operaron, un mes de escayola, y los demás de rehabilitación, muy jodidamente dura, y allí estaba yo, me había vuelto a quedar sin nada. Pero en realidad fue justo al contrario, lo había encontrado todo, yo siempre quise ser escritor, pero nunca tuve agallas, lo veía algo tan alejado de la realidad, siempre escribí para mí, de pequeño yo quería ser escritor de guiones o futbolista, pero era algo por lo que no apostaba, porque no apostaba por mí, pero estando en aquella escayola, sin poder dormir, frustrado, entonces me puse a escribir, nació mi blog de Las pajas del espantapájaros, y cuando la gente lo leía, oh dios mío, todo eran palos, que malo era, aún más que ahora, era impresionante lo malo que era, cuando veo a la gente que con esa edad escribe cosas buenas les odio, o incluso más jóvenes, oh, les reventaba, que asco dan, yo era malísimo, y lo normal hubiera sido hundirme y no seguir, pero yo veía que lo que escribía no tenía que ver con lo que mi mente proyectaba, eso aún me sigue pasando, no tenía las herramientas para expresarme bien, y aún sigo buscando más y más para seguir mejorando, pero entonces no tenía más que los libros que leía, pero para escribir hay que leer, y también escribir, probar cosas, expandir el repertorio, la originalidad, jugar con las palabras, que malo era, pero yo creía en mí y aposté.
Como veis, un camino me llevó al otro, cuando pensaba que no tenía nada, que el camino se acababa, siempre siguiendo andando encontraba otra salida, no digo que siempre tenga que ser así, pero parado es seguro que no lo encuentras. Yo seguí intentando mejorar, centré mi vida en la escritura, todo se movía entonces a su alrededor, el eje de mi mundo, el amor de mi vida, ¿Cómo podía respirar antes?, si no sabía, menudo imbécil, pasaron años hasta que decidí que era hora de publicar, por supuesto, me acababan de dejar, una relación tóxica que no me había hecho feliz dos días seguidos, alguien a quien quise mucho, pero a mí ella me decía que lo que le gustaba de mí era como le hacía sentir, y lo veía bien, y no, lo que le gustaba de mí era que le hacía potenciar lo que le gustaba de ella, potenciaba su autoestima, pero no era algo de mí lo que más le gustaba, mal se empieza así. Mal acabó. Y más cuando el sexo era lo que más unía. Y aun así escribí un libro sobre que no perdía la esperanza, porque después de mucho tiempo había vuelto a sentir, ahora sólo faltaba la otra mitad, pero para mí era importante volver a sentir y siempre le agradeceré eso, porque yo era incapaz de sentir algo por alguien, no me creía capaz, pero pude abrir los ojos y aceptar que se puede amar algo que no es lo ideal que tienes en la cabeza.
Hice una gira, el mundo de la escritura abrió sus puertas para mí, descubrí una nueva pasión, los escenarios, amo estar en un escenario, amo los focos, amo entretener a la gente, eso no me debe sorprender, siempre fui el graciosillo de clase, pero esta vez en vez de recibir zapatos voladores de mis profesores por mi bocaza, recibía aplausos, no es la fama, es que les guste lo que mejor se te da hacer, y en el escenario uso todas las herramientas que me enseñó la vida, reírme de mis problemas, hacer reír a la gente para que se olviden de los suyos, solucionar cualquier tropiezo o bloqueo con lo que tengo dentro, buscar siempre la mejora. Ahora mi carrera es esta, escribir en la sombra y presentar ante la luz de los focos, y lo amo, sé que no me hará rico, sé que no tengo muchas salidas, pero voy a seguir andando, porque hasta aquí me han llevado mis pies.
Lo que intento decir en este extenso texto sobre mi vida laboral y sentimental, en esta vuelta a mi querida Krakens y Sirenas es lo siguiente, no vale de una mierda ser optimista, no vale de una mierda decir que si peleas tus sueños se cumplirán, no es así, es la mayor mentira del universo junto a otras que no voy a nombrar, muchas veces el control de tu vida se despega de ti, muchas veces todo acaba antes de que puedas enderezar el rumbo, pero sí es verdad una cosa, siempre tienes que seguir andando, yo siempre seguí andando, tómame de ejemplo por una vez y sin que sirva de referente, y aquí estoy, no es el camino que todo el mundo hubiera escogido, me arrepiento de cosas, muy pocas, pero aquí estoy, y soy yo, este niño con barba con la corona del caos que se pone delante del ordenador, quien te dice, que si no fuera por todas esas rocas, esos caminos prohibidos, esos arañazos, no estaría aquí, delante de ti, pidiéndote que camines conmigo, puede que otro yo fuera mejor, puede que otro yo te quisiera menos y peor, este es el yo que conoces, y todos tus desastres te han hecho ser quien eres y me han hecho quererte, no es lo ideal, nadie lo entiende, nuestra relación es como ese camino que nadie ha cruzado, sólo nosotros, y seguimos andando aun así, porque es lo nuestro, nuestro camino, nuestros pasos, anda conmigo. Cógeme la mano.
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