La provincia cuenta con casi 800 000 habitantes y tiene un alto interés turístico en todos los sentidos: ofrece mar, montaña, riqueza monumental y una rica gastronomía, cuyo mejor representante es el Celler de Can Roca, considerado uno de los mejores restaurantes del mundo.
Comenzamos nuestro viaje yendo directamente a Gerona capital, en la que destacan, elevándose sobre el río Onyar los campanarios de Santa María, la catedral, y la basílica de San Felix. Ambos templos comenzaron a construirse con un estilo románico para acabar siendo finalmente góticos o incluso incorporar algún elemento barroco, como la fachada de San Félix. Merece la pena visitarlos ya que son realmente hermosos y sobrecogedores.
Destacan también las características casas colgando sobre el río Onyar que se pueden observar desde los numerosos puentes que cruzan el río.
Un descanso para comer en Can Xifra
En nuestro caso pedimos unos embutidos, pan tostado con tomate y tomate con ventresca como entrantes. De platos principales pedimos albóndigas con salsa y berenjenas, Butifarra con judias, Bacalao desalado y un delicioso entrecot a la brasa, de ternera de Gerona. Todo estaba sencillamente espectacular, con especial mención a las carnes, preparadas con brasas de madera.
Un paseo por la Costa Brava
Terminó nuestra excursión encaminándonos a S'Agaró, un pueblecito en plena Costa Brava, donde comienza, junto al lujoso hotel La Gavina, un camino (Calle de Josep Ensesa) que serpentea por la orilla del mar y desde el que se obtienen unas privilegiadas vistas de las escarpada costa. Como podéis ver en las fotos que os dejo, donde se observa el hotel y sus alrededores y una vista del agua desde el paseo es un lugar realmente especial, por el que da gusto pasear.