Una visita de cortesía al monasterio de pedralbes

Por Catgo
Como manda una tradición medieval que se remonta al siglo XIV, cada 12 de febrero, con motivo de la festividad de Santa Eulalia, el Consell de Barcelona (actualmente la Corporación Municipal) realiza una visita de cortesía a la comunidad monacal de clausura que vive en el Monasterio de Pedralbes, con la finalidad de comprobar el devenir del Monasterio e interesarse por sus necesidades.

Foto: La Vanguardia



Vistiendo las mejores galas municipales, el alcalde con fagín y vara y el resto de concejales con la banda corporativa, se trasladan desde la Plaça de Sant Jaume hasta el Monasterio de acuerdo al siguiente programa:
  • Llegada de las autoridades y saludo de bienvenida por parte de la Madre Abadesa.
  • Interpretación musical, a cargo del Coro de la Comunidad de Clarisas, del Cant del Virolai y de Els Goigs de Santa Eulàlia, en la iglesia del Monasterio.
  • Visita a las dependencias del Monasterio, y discursos de la Madre Abadesa y del Alcalde.
  • Degustación del tradicional mató de Pedralbes, elaborado por las hermanas Clarisas de acuerdo a una receta de origen medieval.

Foto: La Vanguardia




¿Y a qué se debe esa tradición? El Monasterio de Pedralbes fue fundado por el rey Jaime II y por su esposa la reina Elisenda de Moncada en 1326, para albergar a una comunidad de monjas clarisas (integrada en su mayor parte por hijas de nobles), y el interés de la reina por el bien de esa congregación hizo que fuese dotado de diferentes privilegios. Uno de ellos, establecido el 13 de octubre de 1357, le otorgó el de quedar bajo la protección directa de la ciudad, a través del Consell de Cent, que se comprometía a defenderlo en caso de peligro, lo que estableció un nexo de unión especial entre ambas instituciones, especialmente cuando la reina, una vez viuda, se trasladó a vivir a un palacio anexo al monasterio y estableció toda una corte a su alrededor. La prueba más evidente de esa protección tuvo lugar durante la Guerra dels Segadors de 1640, cuando las monjas fueron exclaustradas y realojadas en la residencia del marqués de Aitona, a donde se trasladaron en una comitiva escoltada por soldados armados, que cerraba la Madre Abadesa acompañada por el segundo consejero de la ciudad.



En el museo del Monasterio se conservan diferentes documentos que dejan constancia de ello. De acuerdo con la voluntad de la reina, tras su muerte el 19 de julio de 1364, las relaciones entre la Corona y el Monasterio se mantuvieron y se consolidaron, en cuando a que el Consell de Cent revalidó su protección y la amplió mediante la entrega de donaciones económicas para su mejora y mantenimiento.

De acuerdo con el protocolo, la Madre Abadesa es la encargada de recibir al alcalde y a los concejales, y de agradecerles su visita, tal y como se desprende de un extracto del antiguo dietario del Consell de Barcelona:


Como ya expliqué en un anterior post, según la leyenda, para decidir el lugar en dónde construir el monasterio, la reina Elisenda mandó poner a secar tres jamones en diferentes parte de la ciudad. Uno en Montjuic, otro en Horta y el tercero en la pedrera de les pedres albes, es decir, Pedralbes. El lugar en dónde mejor se secase el jamón, allí construiría su soñado monasterio. Evidentemente, no hace falta explicar cómo acabó la leyenda. Actualmente ese monasterio es el complejo religioso, de estilo gótico catalán, mejor conservado de la ciudad.




Para saber más:
Monasterio de Santa Maria de Pedralbes
Monográfico dedicado a la heráldica del Monasterio de Pedralbes