Salimos en dirección a Clifton Beach y Camps Bay, playas muy cercanas a la ciudad y por tanto muy concurridas en verano. La carretera M6 transcurre siguiendo la línea de la costa y los llamados Doce Apóstoles, una docena de formaciones rocosas que cuelgan sobre la playa.
Al cabo de unos 30 minutos llegamos a Duiker Island. No está permitido pisar tierra y las focas, que cubren prácticamente la totalidad de la superficie, deben observarse desde el barco. Empezó a llover sin compasión, y entre el agua, el fuerte viento y el vaivén del barco, el poder hacer alguna foto decente se convirtió en una odisea. Regresamos a puerto y continuamos resiguiendo la península.
Así pues, cambiamos el itinerario y seguimos hacia Constantia, una pequeña zona de viñedos, hasta llegar a Muizenberg, población que da nombre a la Batalla de Muizenberg y lugar de veraneo de algunas personalidades como Agatha Christie o Cecil Rhodes. Tocando a Muizenberg se encuentra St James cuya playa conserva unas coloridas casetas de madera que utilizaban los bañistas.
Saliendo del Parque Nacional volvimos a Simon’s Town para intentar de nuevo ver los pingüinos en Boulders Beach. Es un lugar más turístico que Betty’s Bay pero no por ello menos interesante.
Ya de regreso a Cape Town la lluvia volvió a intensificarse y por lo visto ocasionó graves inundaciones en algunos barrios de las afueras de la ciudad. Las noticias de TV de la mañana siguiente no hablaban de otra cosa.