Sólo predicando con el ejemplo podemos sembrar una semilla productiva que ramifique no sólo en nosotros y nuestro entono, sino también en nuestros hijos, esa generación a quienes debemos heredar una vida más digna y una formación basada en valores. Es tiempo de que empecemos a barrer la casa desde adentro hacia fuera, limpiando aquellas actitudes inconscientes que generan violencia y plantando nuevos sentimientos de paz.
Si empezamos ya, no necesitaremos un 25 de noviembre, ni un Día a la no violencia, ni la memoria de un recuerdo amargo que nos venga a atormentar. Ya no tendremos que reclamar nuestro derecho a vivir en respeto y paz, y hombres y mujeres de la mano moverán la tierra hacia el perecedero camino del progreso y la felicidad.
¡Qué cada día sea 25 de noviembre, que cada día ejemplifiquemos la paz!
Jael UribeFundadora MPIGracias por sus aplausos!! Nuestras Poetas lo merecen!