Las uñas amarillas, como las blancas, alargan ópticamente la mano y fijan la atención de la mirada en ella porque aportan mucha luz. He elegido un amarillo chillón con shimmer nacarado de Bourjois para la base (Sunny Sunday). Las flores las he dibujado con un pincel en tres tonos de rosa distintos. Para completar la manicura le he puesto uno de mis complementos favoritos: tachuelas. Me gustan sobretodo cuadradas y aunque estas son muy grandes me pareció que realzaban enormemente este nail art.
Me gusta usar este color en invierno, no solo en verano. También me gusta alegrar las uñas con motivos florales en esta estación. Esta manicura la he hecho para una sesión de fotos que veréis pronto (aunque no se ve demasiado al final). Espero que os guste cómo combina con el vestido que hemos elegido para la ocasión. No os puedo contar más, pero estoy deseando que las veáis.
¿Eres de las que aman el amarillo o lo odias, por el contrário?
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