Unas gafas de sol para los pollos más chulos del gallinero

Por Ireneu @ireneuc

Gallinero industrial

¿Se imagina la película Matrix sin las gafas de sol que lucen casi todos sus protagonistas? Sería algo impensable, ya que forman parte de la idiosincrasia misma de la película y de nuestra misma sociedad. Hoy en día, unas gafas de sol se han convertido en el complemento ideal para ser más atractivo, parecer más a la moda, ser más "cool" o, como decía agudamente Franco Battiato, para tener más carisma y sintomático misterio. Sea como sea, las gafas de sol tienen también un uso terapéutico -yo mismo las utilizo habitualmente para minimizar las reacciones fotofóbicas de mis migrañas- y no tan solo para los seres humanos. Resulta cómico ver un perro, un gato o una vaca con gafas de sol, pero... ¿sabía que durante la primera mitad del siglo XX se vendieron millones de gafas de sol para... gallinas? Raro, pero cierto.

Anuncio de gafas para pollos

En Estados Unidos, conforme la producción masiva de pollos y gallinas se fue incrementando, los problemas derivados de la masificación de estos animales en espacios demasiado pequeños se fue incrementando en la misma proporción. Uno de los problemas más graves eran los de canibalismo, ya que los pollos, al ser muy territoriales, se atacaban los unos a otros. Esto hacía que los pollos y gallinas atacados sangraran profusamente, lo cual hacía que las demás compañeras de cautiverio, a la visión de la sangre, se tiraran a ellas en masa, acabando todo ello en un festival de sangre y plumas que ocasionaba serios perjuicios económicos a los granjeros. 

Pollo con anteojeras

Una de las soluciones que se encontró fue el poner una gafas opacas enganchadas al pico de las gallinas para impedir la visión frontal, y así evitar que se picaran las unas a las otras. El aparato funcionaba, pero al cegarlas frontalmente, no podían alimentarse correctamente y los pollos salían más débiles y con menos peso, lo cual también afectaba pecuniariamente a los productores norteamericanos. Se tenía que encontrar una solución, y durante el primer tercio del siglo XX se patentaron diversos tipos de gafas de sol con sus lentes en color rojo que hicieron furor entre los polleros yanquis de la época.

Muestra de comercialización

La idea básica era que, debido a que los pollos eran atraídos por el color de la sangre, con estas gafas de sol de color rojo, las aves no podrían ver la sangre y por tanto no se pelearían con la profusión que lo harían en situaciones normales. Asimismo, el hecho de permitir la visión frontal de los animales, ello no impediría en ningún momento una correcta alimentación y no afectaría a la producción final de las granjas. La solución perfecta.

Modelo de gafas

Las dichas gafas consistían en un armazón de aluminio que montaban unos minúsculos pedazos de celuloide rojo trasparente que permitían la visión y la alimentación de los pollos. El armazón se sostenía gracias a una aguja que, a modo de "piercing", atravesaban los agujeros de respiración que tienen estas aves encima del pico, impidiendo que se cayeran. 

Proceso de corte de pico

Estos artilugios se utilizaron hasta finales de los años 40, cuando se descubrió que era más eficaz cortarles las puntas de los picos para que no se picaran entre ellos. Ello, además de eficaz, resultaba sumamente barato, ya que con la inversión en una sola máquina dedicada a cortar picos, se aumentaban los beneficios de los granjeros. 
El aumento del consumo y producción de pollos y gallinas, la elevada inversión de los granjeros en los artilugios y en mano de obra dedicada a colocarlos, y la sencillez (aunque polémico) del tratamiento de corte de picos, dejaron la fabricación de gafas de sol para gallinas totalmente obsoleta en muy poco tiempo, reduciendo estos pequeños aparatos a unos curiosos objetos de coleccionismo.

¡El más chulo del gallinero!


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