Excusas y explicaciones a un lado, La rebelión de los licántropos parte con la idea de dar explicación a los puntos negros aparecidos en las dos películas anteriore
La historia, que podría haber dado más de sí, se diluye entre secuencias de acción y otras tantas igualmente vacías de contenido. Eso sí, como buena película de acción, en Underworld no se escatima en batallas épicas ni en efectos visuales (los cuales, por momentos, cantan más de la cuenta) que mantienen en pie el film.
Sin el reclamo de Kate Beckinsale, ha sido un acierto volver a contar con Bill Nighy como Viktor y con el catapultado a la fama Michael Sheen (Frost contra Nixon) en el papel de Lucian, que son verdaderamente lo mejor de la cinta. Rhona Mitra, por el contrario, está solamente por su cara bonita.
A pesar de contar con un guión bastante flojo del que poco se puede sacar y de una dirección que no pasa de lo correcto, La rebelión de los licántropos es efectista y satisfará al público menos exigente. Algo a lo que ayuda su duración (no pasa de los 92 minutos), junto a un buen ritmo que logran no aburrir al personal y obtener un producto palomitero que cumple con sus predecesoras en la saga.