No quise escribir en caliente para que la turbación del momento no nublara mis ideas. Ahora que ha transcurrido un tranquilo fin de semana puedo escribir con mucha más calma que los árbitros estaban comprados por Turkish Airlines, que algunos jugadores no están a la altura de jugar la euroliga y que el entrenador no sabe gestionar los partidos.
Tampoco me he vuelto loco. Soy consciente de que el Barcelona en estos momentos es uno de los cuatro mejores equipos de Europa y que no necesita ayuda para ganar a cualquier rival. Sin embargo la afición más consistente de España puede hacer que el Carpena tiemble desde el primer segundo del partido y animar a los jugadores a conseguir victorias épicas. (no sería la primera, ni la quinta, ni la enésima vez…ni será la última).
Pero nada podía hacer el Unicaja. Los árbitros hicieron el trabajo por el que se les paga: asegurarse de que el Fenerbahce Ulker Istambul pasa al top 8 en lugar del Unicaja de Málaga. Los patrocinadores principales de la Euroliga son Turkish Airlines y la cerveza turca Efes, y han invertido mucho dinero como para que los equipos turcos abandonen la competición antes de lo previsto.
El aviso ya lo dieron en el partido de vuelta en Estambul (en Málaga, Unicaja arrolló a los turcos por 14 puntos ), en el que la actuación arbitral consiguió que Unicaja perdiera por 2 puntos).
De modo que en esta ocasión los bien pagados de turno: el griego Christodoulou, el polaco Zamojski y el fancés Viator actuaron desde el principio con descaro. El desconcierto de la actuación arbitral también llegó afectar a los jugadores catalanes que en ocasiones admitían una falta propia o un balón en contra de ellos y regresaban a su campo cuando ante su estupor tenían que volver a la cancha de Unicaja con la posesión del balón o a tirar unos tiros libres. (ellos tampoco iban a decir nada, evidentemente)
Un arbitraje tan bochornoso acaba con la deportividad y la concentración de cualquiera, aunque los jugadores dejaron las labores de protesta a la afición, intentando jugar, aunque fuera de forma errática. Se notó la falta de Caner-Medley por lesión e incluso la de Sergi Vidal, y el bajo rendimiento del base Granger que jugó infiltrado. Lo que no se notó nada es que teníamos un tirador en la cancha: Toolson con 0 puntos volvió a demostrar que es un fichaje equivocado. Se supone que es el tirador que tiene que abrir las defensas desde la línea de tres puntos, pero sólo lo hace algún que otro día.
El estilo de juego de Unicaja es muy irregular. La defensa presionante que hace suele funcionar bien, aunque va bajando el rendimiento según avanza el partido. En ataque es capaz de hacer cuartos brillantes en los que meter parciales demoledores a cualquier equipo, pero sólo en base al acierto momentáneo de algún jugador “on fire”. Puede que Dragic esté inspirado y lo meta todo, o que Nik Canner-Medley no pare de encestar, o que Fran Vázquez encuentre su sitio debajo del aro, o que Calloway dirija el equipo y anote a la vez. Pero son sólo espejismos. El ataque de Unicaja vive en un atasco constante falto de ideas. Sólo el rocoso Stimac consigue mantener la misma línea de juego constante.
Por si fuera poco no consigo comprender la forma de llevar un partido del entrenador -Joan Plaza-. Es capaz de sentar a un jugador que está en racha como Kuzminskas y olvidarse de él, mientras el ataque agoniza. Puede que crea que sus sistemas de ataque le dan consistencia al equipo, pero desde fuera de la cancha lo único que se ve es que los balones que se recuperan en defensa se pierden en un pastoso ataque, salvo que algún jugador se lo salte todo y aproveche que tiene la muñeca caliente. Otra cosa que me llama la atención es lo que le cuesta pedir un tiempo muerto para frenar un remontada del rival. El resultado es que en todos los partidos hay un cuarto en el que el equipo hace aguas y perdiendo por tantos puntos que remontar se convierte en una tarea muy complicada.
Para remate de fiesta, con el partido completamente perdido desde 7 minutos antes del final, se le ocurre la brillante idea de sacar a jugar a los dos chavales del equipo filial Todorovic y Nguirane cuando sólo faltaban 20 segundos para el final del partido. A mi modo de ver un insulto a los dos muchachos, no creo que lo pudieran hacerarlos Suárez que se pegó 25 minutos de partido estorbando.
Aún así espero que venciendo los partidos que restan de euroliga me hagan comerme mis palabras, sería señal de que el equipo es capaz de jugar de forma regular y de que la euroliga no está adulterada por los patrocinadores (sí, en ocasiones también soy humorista).