La lógica de la serie, además de los clásicos resortes de la investigación, donde se pone en evidencia el intento de seguimiento de los tópicos del género, se apoya en el funcionamiento del grupo.
La estética de Unidad 42 se concentra en un tenso seguimiento de la acción, con una puesta de cámara en mano y adherida a las elipsis que sortean los tiempos muertos.
Varios de los casos son demasiado modélicos, aunque siempre esconden en su resolución un dejo de incierta desesperanza.
Nada en ese mundo parece nunca del todo claro, menos la deriva constante de sus errantes protagonistas...