Lo cierto es, que detrás del uso del uniforme escolar hay muchas razones, sean correctas o no, que vale la pena resaltar. Sólo así podremos formarnos nuestro propio punto de vista.
Algunos padres y profesores dicen que los niños que van a escuelas con uniforme toman más en serio al colegio. De la misma forma que la mayorías de padres “se disfrazan” para ir a trabajar. Ahora, tomando en cuenta el término “disfrazar”, es importante señalar que si los adultos se uniformizan es porque en el centro laboral en el cual se desempeñan, no son importantes las particularidades de cada uno, sino su eficiencia y productividad. En cambio, en la escuela, el hecho de homogeneizar al alumnado, escondiéndolo detrás de este “disfraz” significa no prestar atención a la individualidad de cada uno de los estudiantes, de sus problemas, de sus inquietudes. Asimismo inhiben su creatividad y libre expresión. Por consiguiente, estamos engañándonos al no querer ver las particularidades de cada uno de ellos y el potencial que se podría obtener, en vez de intentar ignorarlo.
Muchos piensan que los uniformes escolares ayudan a mantener la disciplina escolar. El argumento es que los niños de hoy carecen de autodisciplina porque muchos padres no ejercen medidas disciplinarias con sus hijos. Sin embargo, la realidad es que el comportamiento adecuado de un alumno no depende del uniforme sino del trabajo del padre y del docente, quienes son los encargados de establecer límites (reglas) para la convivencia armónica.
Hay padres que creen que los uniformes escolares confieren a los niños y niñas un aspecto aseado y agradable. Además, llevar un uniforme asegura que los niños irán a la escuela con la ropa adecuada y evitarán la distracción de la moda. Asimismo, que las escuelas que no imponen uniformes escolares se convierten en verdaderas pasarelas. Por lo tanto, este aspecto distrae a los alumnos de sus estudios ya que muchos pasan más tiempo pensando en la ropa que llevan o van a llevar que en aprender. Esto puede ser cierto, pero hay que tomar en cuenta que los alumnos se encuentran en un proceso de autodescubrimiento y de búsqueda de su propia personalidad, y que con uniformes o sin ellos, no evitaremos que sientan la necesidad de expresar esas inquietudes. Lo realmente importante, es saber cómo orientarlos para que actúen de la forma más adecuada.
Aunque por lo general comprar uniformes escolares resulta más caro que comprar ropa de calle, muchos padres argumentan que la compra de uniformes escolares termina resultando más barata que comprar otras prendas de ropa (de marca o de última moda). Por otro lado, aquellos que se oponen a los uniformes escolares dicen que no existe ninguna necesidad de comprar ropa de marca a los niños para ir al colegio. De nuevo, argumentan que esta es una excelente ocasión para explicar a los niños que hay cosas mucho más importantes en la vida que comprar y llevar ropa de marca. En el caso de nuestro país y de muchos otros, estas ideas no se aplican para aquellas zonas donde las familias no tienen el poder adquisitivo para preocuparse por la marca de una prenda. Al contrario, el no usar uniformes, les permitiría utilizar ese dinero para otros artículos indispensables para el estudiante. Ahora, por qué el Estado, responsable de la educación, no suprime el uso obligatorio de uniformes. La razón, es que ello implicaría afectar a aquellas personas que viven de la venta de estas vestimentas especiales. Sin embargo, lo más recomendable sería que esto se aplicara de forma gradual sin afectar a nadie.
Algunos padres y profesores sienten que llevar uniforme escolar infunde en los alumnos un sentimiento de orgullo especial de pertenencia al colegio. Esta idea no tiene fundamento, porque la identidad con una institución, con una localidad o país se da por diversos factores y no por el simple hecho de usar una vestimenta específica.
Finalmente, algunos educadores explican que en aquellos colegios en las que no existe uniforme, los profesores deben comportarse como policías para que los niños lleven una ropa apropiada al colegio. Por otro lado, otros padres argumentan que muchos estudiantes rechazan cualquier regla y que el hecho de obligarles a llevar uniforme escolar agrava este espíritu rebelde. Pues, estos alumnos alteran su uniforme apretándolo, ampliándolo, reduciéndolo o alargándolo. En estos casos, los maestros siguen encontrándose con la difícil tarea de comportarse como policías con los estudiantes. La razón, es que no podemos evitar lo inevitable. Lo que si podemos es prevenir situaciones problemáticas con orientación y el trabajo de temas como la autoestima, el respeto, etc.
De todo lo dicho anteriormente, queda claro que el uso de uniformes no beneficia. Al contrario, obstaculiza no sólo el trabajo del docente sino del padre y del propio alumno. Sin embargo, queda a quien corresponda tener su propia opinión al respecto.
Nota: Agradecimiento a http://www.uniformesescolares.es/ cuya información ha sido de utilidad para el presente documento.
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