Duelen. Duelen estos sentimientos que nunca serán correspondidos.
Duele que tus ojos nunca se dirijan hacia mi.
Duele estar a tu lado y ser invisible.
Esta es mi penitencia, mi condena, con la cuál he aceptado vivir.
Por eso me marcho.
Esperando que estar lejos de ti sea menos doloroso que verte feliz, desgarrando mi alma.