Unionismo e independentismo social, la estrategia del bunker vs. la estrategia inclusiva

Publicado el 20 mayo 2015 por Trinitro @trinitro

La elección de Jordi Sánchez como nuevo presidente de l’Assemblea Nacional de Catalunya ha sido un guiño hacia la estrategia de “vagón de cola” del independentismo. Esa en la que estamos un puñado de arreplegaos intentando construir una estrategia que intente ensanchar la base social del independentismo aún cuando esto retire energías de llevar la movilización de los que ya son independentistas.

La ANC ha ido modulando ya en tiempos de Carme Forcadell la estrategia de movilización del core independentista, en especial desde el 9N, y Jordi Sánchez es un paso más, muy profundo, en ahondar en la estrategia de vía lenta y de buscar mayorías sociales más sólidas.

Es un gran golpe de efecto, Jordi Sánchez ha estado siempre en la órbita de ICV y del PSC y representa ese tipo de figuras que han luchado por el federalismo y que lo han intentado todo para hacerlo viable y que han terminado viendo que la única vía (según su criterio) era el independentismo.

Es un guiño a ese medio millón de federalistas que aún debe quedar en Catalunya y que podrían terminar dando esa mayoría social a los independentistas. Es un guiño a numerosos huérfanos políticos de un PSC y una ICV que cada vez más se alejan del catalanismo político. Es un guiño a un discurso inclusivo por parte del soberanismo y a una estrategia que invite a trabajar políticamente con los “indecisos” en lugar de pretender convencerlos a base de martillazos argumentativos.

Por el otro lado es curiosa la evolución de Societat Civil Catalana o de “Esquerres Federalistes”. Teóricamente ellos estaban mejor posicionados en el ámbito “federalista”, no sólo por su nombre, sino porqué parte de su composición original, con personas que también incluían federalistas maragallistas y de la órbita del PSC (aunque por otro lado incluía figuras más que cuestionables como la del presidente de SCC), pero cada vez su discurso ha ido más a movilizar al unionismo sociológico, aún a costa de alejarse del campo de batalla social que es donde están los pocos federalistas que aún quedan. De hecho la gran virtud de SCC y de federalistes d’esquerra es que están desvirtuando y matando el concepto de “federalista” al asociarlo al unionismo más rancio, acercándolo de cabeza a un PP y un C’s que para la gran mayoría de votantes federalistas del PSC y de ICV los consideran anatemas.

Imágenes como esta movida desde activistas del PSC vinculados a Societat Civil Catalana, o artículos como este, justificando que llamar por parte de una candidata de ICV de Girona “escoria catalufa” a los que son soberanistas es un uso legítimo de la libertad de expresión, lleva a un extremo las posturas de SCC y de Federalistes d’Esquerra.

También sigue siendo sorprendente el giro a una falaz postura “del punto medio” entre la defensa de la inmersión y el modelo de escuela catalana y Wert que hace “federalistes d’esquerra”. Los supuestos federalistas de izquierdas le pasan por la derecha y de forma reaccionaria a los partidos federalistas de izquierdas (ICV y PSC) que siguen defendiendo la inmersión de forma clara.

Mientras el independentismo social está trabajando para abandonar su discurso más nuclear y “duro”, adoptando estrategias que son más adecuadas para trabajar políticamente con quien no es independentista pero se mueve en el catalanismo político (que en Catalunya sigue siendo hegemónico, a diferencia del independentismo), el unionismo social se retira a los cuarteles de invierno y pretende hacer su lucha social intentando movilizar a los unionistas nucleares.

El gran problema es que si el independentismo hoy no es aún mayoría (estamos sobre el 40-45%), lo que sí que no es mayoría es el unionismo (sobre el 30% en el mejor de los casos).

Si alguien quiere tener la hegemonía social ha de pasar por los catalanistas no independentistas, esta lección la han aprendido los independentistas después de ver que en un año y medio no aumentaba la masa social independentista por mucha acción movilizadora que se hiciera. Parece ser que el unionismo social, por mucho que se llamen “federalistas d’esquerra” o “societat civil”, aún no lo ha aprendido.