Las universidades españolas se encuentran en un punto de inflexión con motivo de la crisis económica que azota al país desde el año 2008. Las “raíces vigorosas” afloradas según la opinión del Gobierno son contrarrestadas por las publicaciones realizadas por los propios ministerios públicos. Sin duda alguna, es la juventud la que peor se ve reflejada en los “brotes verdes” económicos. La tasa de desempleo juvenil que padece España, es una pandemia que ha sido calificada por la comisaria de Empleo de la UE como “insostenible”, reforzando la teoría de los investigadores especializados en el campo, algunos de ellos calificando la situación como “la peste del siglo XXI”. Lo cierto es que el pasado año 2014, salieron a la palestra varias publicaciones que daban cuenta de la grave situación que atraviesan las universidades, ya sea como consecuencia de la reducción de fondos o por la falta de competitividad de muchas de ellas. Ninguna está a salvo. Los más perjudicados por esta situación: los jóvenes. Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte las universidades públicas españolas han sufrido un descenso de 45.241 alumnos en dos años. Las fuentes oficiales lo achacan al descenso demográfico de los jóvenes entre 18 y 24 años. Una razón de peso que, aunque cierta parcialmente, no justifica el descenso del 3.2% de estudiantes que no pueden acceder a la universidad.
Las universidades españolas se encuentran en un punto de inflexión con motivo de la crisis económica que azota al país desde el año 2008. Las “raíces vigorosas” afloradas según la opinión del Gobierno son contrarrestadas por las publicaciones realizadas por los propios ministerios públicos. Sin duda alguna, es la juventud la que peor se ve reflejada en los “brotes verdes” económicos. La tasa de desempleo juvenil que padece España, es una pandemia que ha sido calificada por la comisaria de Empleo de la UE como “insostenible”, reforzando la teoría de los investigadores especializados en el campo, algunos de ellos calificando la situación como “la peste del siglo XXI”. Lo cierto es que el pasado año 2014, salieron a la palestra varias publicaciones que daban cuenta de la grave situación que atraviesan las universidades, ya sea como consecuencia de la reducción de fondos o por la falta de competitividad de muchas de ellas. Ninguna está a salvo. Los más perjudicados por esta situación: los jóvenes. Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte las universidades públicas españolas han sufrido un descenso de 45.241 alumnos en dos años. Las fuentes oficiales lo achacan al descenso demográfico de los jóvenes entre 18 y 24 años. Una razón de peso que, aunque cierta parcialmente, no justifica el descenso del 3.2% de estudiantes que no pueden acceder a la universidad.