Universitarios, no hooligans

Por Sergiodelmolino

Leído en El País:

Las críticas por fomentar el llamado turismo de borrachera resultan inaceptables para el Ayuntamiento de Salou. “Queremos expresar nuestra indignación por los que intentan perjudicar la imagen de la localidad”, señaló ayer el Consistorio en un comunicado para subrayar que la reunión de miles de 9.000 universitarios no alienta el desmadre etílico.

Y sigue la nota:

“Todo dentro de los límites de la normalidad que no alteran la convivencia ni el orden público. Son universitarios, no hooligans”, subrayó un portavoz municipal.

Ah, bueno, vale. Pase usted, señor universitario. Perdóneme por haber confundido su asertiva vomitina y sus cultivados orines con otras de origen plebeyo e iletrado. ¿Cómo no he apreciado que la perfecta parábola que dibuja el chorro de su micción sobre mi cara está ejecutada por alguien con la sólida formación que sólo las vetustas universidades británicas pueden proporcionar? Discúlpeme si por un momento he confundido la gracia y el ingenio de su chispeante discurso con los berridos informes y afiebrados de un gañán descargamuelles.

Son universitarios, no hooligans, dice el portavoz municipal, y se queda tan ancho.

A simple vista, parecen nueve mil veinteañeros puestos hasta las trancas de garrafón y de pastillas de coloricos y más salidos que el perro de Scooby Doo en una carrera de galgas. A alguien desinformado le podría sonar al arranque de un programa de Callejeros, pero no, es una reunión distendida de jóvenes intelectuales que se dan cita en ese bello enclave de la costa catalana para departir sobre la validez del legado monetarista de Keynes o el significado último de la lingüística de Ferdinand de Saussure. Puede que alguno tome un martini de más y se entusiasme al defender los principios sociológicos de Max Weber, faltando sin querer al respeto de algún catedrático de su alma mater, pero enseguida son acallados por la mayoría, que mantiene el tono chic y le da un punto sofisticado a la localidad tarraconense.

Hay que joderse: ahora resulta que los universitarios no se emborrachan, se achispan; no berrean, se expresan; no echan la pota, se indisponen, y no follan como conejos enjaulados, se ayuntan en sentidos arrumacos.

Menos mal que son universitarios: a saber la que hubieran liado unos gualtrapas con un cursillo de CEAC a medio acabar.