Universo Comic-Books! – La mala estrella

Publicado el 07 octubre 2015 por Celesj

Un año antes de que el Doctor Muerte presentara sus credenciales para convertirse en la némesis de Los 4 Fantásticos, Marvel ya había introducido un personaje con un nombre muy similar, el Doctor Droom (en inglés, “doom” y “droom” suenan prácticamente igual). Este precursor del Doctor Extraño dio sus primeros pasos el 7 de Marzo de 1961, en una historieta corta incluida en Amazing Adventures Nº 1 USA. Con las fechas en la mano, Droom podría considerarse el primer nuevo héroe marveliano en la Edad de Plata… siempre y cuando dejemos fuera de la ecuación a los personajes del oeste, claro está. Existen ciertas dudas al respecto de quién dialogó el cómic, titulado simplemente “Yo soy el fantástico Dr. Droom”, aunque lo más probable es que fuera Stan Lee o su hermano Larry. Sí hay cierto consenso a la hora de atribuir a Jack Kirby la autoría de los dibujos a lápiz, quedando el entintado en manos de Steve Ditko.

Las incursiones de Droom en el mundo de lo sobrenatural tendrían continuidad a lo largo de los tres siguientes números de Amazing Adventures, a los que habría que añadir un relato más que encontró acomodo en la sexta entrega de la antología. Este episodio final se publicó el 1 de Agosto, justo una semana antes de la aparición de Fantastic Four Nº 1 USA. La Era Marvel acababa de inaugurarse, pero el primigenio Maestro de lo Oculto no figuraba entre los convidados a la fiesta.

El exilio involuntario de Droom concluiría el 8 de Octubre de 1974, cuando La Casa de las Ideas se aventuró a recuperar uno de sus antiguos relatos, el último, utilizándolo como complemento en Giant-Size Man-Thing Nº 3. Para evitar confusiones, Len Wein sugirió que el personaje fuera rebautizado con el nombre de Doctor Druida. Al cabo de dos años, la antología Weird Wonder Tales se encargaría de proseguir con las reediciones del material de Amazing Adventures. Y aquí es donde las cosas comienzan a enredarse de verdad…

En su primera versión, el origen del personaje tenía un punto decididamente extravagante, incluso para los estándares de la época. La historia comenzaba con el viaje del doctor Anthony Droom a tierras tibetanas para tratar de salvar a un lama gravemente enfermo. Antes de exhalar su último aliento, el anciano le traspasaba sus habilidades místicas… pero, al hacerlo, también le transformaba físicamente. De golpe y porrazo, Droom pasaba a adquirir rasgos orientales, al tiempo que exhibía un lustroso bigote para acompañar su nuevo look. El lama explicaba así la conversión: “Te he conferido una apariencia acorde a tu nuevo cometido.”

En Marvel debieron de barruntarse que aquello quedaba demasiado ridículo, motivo por el cual en la reedición de Weird Wonder Tales Nº 19 USA se optó por suprimir la metamorfosis final del héroe, a la vez que se alteraba su aspecto físico, proporcionándole entradas y una poblada barba. Los retoques los realizó John Tartaglione, conocido habitualmente en su faceta de entintador. Por su parte, Bonnie Wildford recibió el encargo de recolorear el cómic. Tampoco hubo el menor reparo a la hora de modificar diálogos y remontar páginas, llegándose a suprimir un par de viñetas… ¡Menuda joya de reedición!

Atentos a este espeluznante truco de magia: a la izquierda, la versión original del Doctor Droom, tal como pudo verse en Amazing Adventures Nº 1 USA; a la derecha, las viñetas retocadas para Weird Wonder Tales Nº 19, ya con la nueva identidad del Doctor Druida. Con razón dice haber despertado de un “profundo sueño”… ¡un sueño de tres lustros de publicación!

Y el alarde de innovaciones “creativas” todavía iría más lejos: al constatar que los tebeos originales no podían estirarse mucho, el editor USA de Weird Wonder Tales se tomó la libertad de producir “nuevos” episodios creados a partir de historietas clásicas de corte fantástico que nadan tenían que ver con el personaje original. Así sucedió, por ejemplo, con “¡Detrás de la puerta del terror!”, un relato corto que formaba parte de los contenidos de Strange Tales Nº 97 al que se agregó la figura del Doctor Druida en algunas escenas para que diera el pego… ¡Aquello sí que era magia al más puro estilo Marvel! Idéntico procedimiento se seguiría con “¡Cuando muere un planeta!”, episodio también perteneciente a Strange Tales Nº 97, y con un tercero extraído de Tales to Astonish Nº 12 que llevaba por título “Yo descubrí a Corgilla”.

Por si os pica la curiosidad, os diré que el susodicho editor era un joven profesional llamado… ¡Roger Stern! Aunque probablemente la responsabilidad de semejante chapuza habría que repartirla con Archie Goodwin, sobre cuyos hombros recaía el cargo de director editorial del Marvel Comics Group en ese momento.

Para completar una de las reediciones del Doctor Druida, se recurrió a esta llamativa “splash page” sobre cuya autoría los expertos no terminan de ponerse de acuerdo. El nombre de Byrne se indicaba en el apartado de agradecimientos junto a los créditos, pero el estilo de dibujo recuerda más bien al Keith Giffen de Los Defensores.

Wonder Tales Nº 22 (4 de Enero, 1977) trajo consigo la cancelación de la serie, pero para entonces el Doctor Druida ya se había integrado plenamente en el Universo Marvel. Tras debutar oficialmente en Incredible Hulk Nº 209-211 USA, con Len Wein y Sal Buscema como equipo creativo, seguirían otras intervenciones en diversos títulos, entre ellos Ghost Rider, Avengers y Powerman and Iron Fist.

Paradojas de la vida, Roger Stern terminó encariñándose con el buen Doctor, brindándole sus mayores momentos de lucimiento al darle cancha como miembro de Los Vengadores. Y no sólo eso, también le rendiría un sentido homenaje póstumo en 1998, cuando le hizo formar parte de los Cazadores de Monstruos para un serial retro que se publicó en la cabecera Marvel Universe.

Qué queréis que os diga, a mí eso de tener un místico calvorota y entradito en carnes codeándose con los Héroes más poderosos de la Tierra siempre me pareció un planteamiento de lo más original. Por desgracia, otros guionistas no lo entendieron de igual modo, y el personaje pronto se convirtió en una especie de muñeco de pim, pam, pum: enloquecía, lo manipulaban, volvía a enloquecer… También le endilgaron una coleta equina supuestamente moderna y le pusieron a dieta para que perdiera los michelines que le sobraban.

Su origen se vinculó al Doctor Extraño, estableciéndose que detrás del Lama “agonizante” que le había concedido los poderes se ocultaba la identidad del Anciano, mentor del Hechicero Supremo. Y en un giro argumental que sólo puede calificarse de alucinógeno, descubrimos que Druida era en realidad la reencarnación de una noble inglesa del siglo sexto enamorada de un alquimista celta…

La última humillación se gestaría en los albores de 1995, cuando Marvel ofreció a Warren Ellis y Leonardo Manco la posibilidad de poner en marcha un nuevo cómic titulado Druid para sustituir a la prematuramente cancelada colección de Hellstorm. Como paso previo para la renovación del personaje, Ellis decidió llevar al límite al último druida, empujándole a cometer atrocidades varias, ¡entre ellas sacrificios humanos! En la editorial no quedaron muy satisfechos con lo que vieron y sacaron las tijeras: la anunciada serie regular para el sello Marvel Edge fue recortada sin más explicaciones a una limited de seis episodios que a la postre se quedaron en sólo cuatro. Al verse imposibilitado para desarrollar la trama que tenía en mente, Ellis acabó improvisando un desenlace un tanto chusco donde Hellstorm hacía servir a la reanimada villana Nekra para ejecutar a Druida con una pistola “mágica”… Por si eso no fuera ultraje suficiente, acto seguido procedían a quemar su cadáver en un cubo de la basura. Así concluía la azarosa travesía del primer héroe marveliano de la Silver Age.

Con frecuencia se dice que la muerte es un camino de ida y vuelta en el Universo Marvel: ¡¡Si no has palmado como mínimo tres veces, es que no eres nadie!! Pero al infortunado Doc DruidaDroom para los íntimos– ningún guionista se ha dignado a concederle otra oportunidad, y eso que han transcurrido ya casi veinte años desde su defunción. Al menos, su legado continúa a través de Sebastian, un vástago oculto de cuya existencia tuvimos conocimiento en Invasión Secreta. No sabemos si eso le servirá de algún consuelo a su progenitor mientras maldice su mala estrella en algún rincón del limbo comiquero.

Se me ocurre que tal vez ese sea un aspecto en el que los personajes de papel no se diferencian tanto de nosotros: los hay que nacen con la suerte de cara, y en cambio otros parecen condenados a recibir cornadas hasta que llega el día en que los arrojan al cubo de la basura… literalmente.

Miguel G. Saavedra

Druid resultó uno de los cómics más polémicos de 1995. Anticipándose a las críticas, Warren Ellis defendía su controvertido enfoque esgrimiendo argumentos históricos: “Los druidas no se corresponden con la imagen new age que se tiene de ellos. ¡El hecho cierto es que quemaron más gente que Torquemada!”

Las portadas de los números 19 y 20 de Weird Wonder Tales corrieron a cuenta del mismísimo Jack Kirby. Tampoco era esta la primera vez que manipulaban sus dibujos, así que cabe dentro de lo posible que el “Rey” se tomara el asunto con la resignación propia del que está ya un poco de vuelta de todo…