Uno cada ocho horas

Por Magaviajera

No me gustan las recetas.Definitivamente, no.Las que llevan sello verdedebajo del diagnóstico.Una cada ocho horascual trabajo que me enferma.
No me gustan las recetas.Definitivamente, no.Las del libro de la abuela,el de hojas amarillas.Bata así los ingredienteshasta extenuarse y no gozar.
No me gustan las recetas.Definitivamente, no.¿Dónde cabe la libertad?¿Dónde entran mis sentires?¿Dónde el bailar con mi cuerpo?-Doctor, no más comprimidosino todo lo contrario,expandido de ternuray no cada ocho horas,cada cuatro ¡que es mejor!
Una orden heredada.¡Esa receta no es mía!Déjame pelar cebollashasta hartarme de llorar.Y, si no llevase azúcar,echársela sin dudarloporque sí y tengo ganas.Que el derecho a la dulzura es mío, como el banquetey que tanto más me gustasi lo revolvemos de a dos.
No me gustan las recetas.Definitivamente, no.Porque nadie sabrá nuncaqué falta para sanarme,cuál mi sabor predilecto,dónde el camino a mi alma.