Me da mala espina que el nombre de la revolucionaria Nilsa Espín Guillois no aparezca en la Enciclopedia Cubana EcuRed, confeccionada por el gobierno en 2011, corregida en 2012 y ampliada en 2015, donde se encuentra nombre y señas de cualquier Juan de los Palotes que en la clandestinidad le lanzó una trompetilla o un hollejo de naranja a un policía de Batista.
Tampoco aparece Nilsa en las viejas y recientes cronologías de la Revolución. Joven aún, se suicidó en 1965. Sus ideas políticas estaban más cerca de Mao y Trotski que del viejo Marx, cuando en La Habana la Conferencia de Partidos Comunistas Latinoamericanos hacía énfasis en la unidad de los países socialistas, con exclusión de China, cuando Fidel Castro declaró que ¨…sin el petróleo soviético la isla estaría condenada a la ruralización¨, cuando en un ataque frontal con la línea maoísta, ordenó recoger las obras de Mao de librerías y bibliotecas y lo calificó tal como era: ¨de monarca absoluto, fascista y viejo senil¨.
A continuación, Raúl Castro, cuñado de Nilsa, encabezó una delegación para asistir a la Conferencia Mundial de Partidos Comunistas en Moscú.
Por esa fecha Nilsa prefirió abandonar el mundo que la rodeaba.
Muchas personas que la conocieron, la recuerdan como una revolucionaria de línea dura.
Por los años 2000, Jorge Ibarra Cuesta, historiador de amplia trayectoria intelectual-académica, expresó a un periodista que Nilsa y su esposo Rafael Rivero ¨formaron parte de un grupo de jóvenes revolucionarios que antecedieron en su rebeldía al fallido ataque que dirigió Fidel Castro contra el Cuartel Moncada en 1953¨.
Pertenecieron, según Ibarra, al movimiento izquierdista de la Universidad de Oriente, vinculados al líder santiaguero Frank País. ¨El nombre de guerra de Nilsa –dijo- era Madame Curie. Ella, su esposo y demás integrantes, representaban la fracción más extremista y de tendencias trotskistas, en 1952¨.
Otra de las personalidades que recuerda a Nilsa y a Rivero, fue el profesor universitario Jorge Castellanos Taquechel, luego en el exilio, así como la doctora María Cristina Herrera, fundadora del Instituto de Estudios cubanos de Miami. Ellos testimoniaron al periodista Pablo Alfonso que recordaban muy bien a Nilsa.
¨Una muchacha alta, pecosa, flacucha, una especie de rebelde contra todo tipo de convencionalismos sociales¨, según la doctora Herrera.
A principio de 1960, su hermana Vilma Espín, en una entrevista concedida al periodista Carlos Franqui, confirmó que Nilsa y Rivero habían pertenecido a un grupo de revolucionarios que luchaban contra Batista en 1952, que incluso habían asaltado cuartelitos militares para obtener dinamita y fusiles y que en el Cuartel del Cobre habían matado a un policía.
Franqui, coincide cuando recuerda a Nilsa: ¨Tenía una personalidad temeraria y peligrosa. Durante las manifestaciones estudiantiles, ella solía apedrear a la policía¨.
En otra ocasión, se refirió a que la versión que se dijo sobre la muerte de Nilsa y Rivero, un pacto suicida a distancia, él en un campamento militar de Pinar del Río y ella en el despacho de Raúl Castro, nunca se había aclarado.
A estas alturas del tiempo, nada se dice de Nilsa Espín y de Rafael Rivero. Se los tragó la tierra por orden de alguien.
No aparecen ni en los centros espirituales de la dictadura cubana. Como si no hubieran existido jamás.
Aún así, Nilsa es una espina clavada en la garganta del castrismo para siempre.