Y toda esa fortuna amasada, utilizando las influencias, los contactos y el supuesto prestigio logrado en sus años cobrados de las arcas públicas, se complementa, con un descaro insultante, con esa ‘paguita’ vitalicia de 90.000 euros y con otras prebendas que supondrán para ellos casi la calderilla. ¿Profesionalización de la política? No, no sean ustedes malpensados. Es solo que con esa pensioncilla que paga el Estado no se puede vivir hoy, conforme está la vida de cara. Para mantener tanta vivienda y tantos gastos, uno debe diversificar… Claro que luego darán lecciones de ética o de austeridad en tiempos difíciles, colocándose frente a sus atriles para aleccionarnos cual maestro ejemplar a sus alumnos.
Recuerdo cuando Felipe González decía, casi con pena, hace años que los ex presidentes son como jarrones chinos en pisos pequeños, que estorban los pongan donde los pongan. Está claro que ellos solitos han sabido buscarse un sitio muy cómodo y, sobre todo, muy rentable.