Unos poemas de La pierna ortopédica de Rimbaud, de José Luis Gracia Mosteo

Publicado el 12 septiembre 2018 por David Pérez Vega @DavidPerezVeg

El poeta José Luis Gracia Mosteo (Calatorao, Zaragoza, 1957) ha ganado el I Premio de Poesía Melaza Villa de Salobreña con el libro titulado La pierna ortopédica de Rimbaud. El libro saldrá próximamente a la venta.

Dejo aquí tres poemas de este nuevo poemario:
LA RESURRECCIÓN DE DANTE
Pintó Giorgio Vasari seis poetas: dos sin laureles; con, otros cuatro; cinco llevan cubierta la cabeza, dos tienen un libro entre las manos. Pintólos Vasari en una mesa cubierta con un liso y verde paño, pintólos entre libros y entre esferas, sospecho de lo que estarán hablando. No es Beatriz ni Laura en quienes piensan, ni en Mandetta ni amor ni desengaños; tampoco en la Toscana ni en Florencia, ni en sus bellos campos y palazzos. Es en ti, lector, para que entiendas, en ti, que soy yo mismo y miro el cuadro; es en quien al mirarlos los recrea y al leer los está resucitando; es en quien la vida les devuelva y les saque del lienzo congelado, es en quien les exhume de la tierra y se torne en poeta al recitarlos. Pintó Giorgio Vasari seis poetas, lo hizo en mil quinientos cuarenta y cuatro, hurtó sus rostros vagos a la hierba, juntó lo que el tiempo no ha juntado; pensó que la poesía es eterna, que los seis seguirán siempre charlando, seis que tienen tu edad y hablan tu lengua, nacieron en tu casa y son toscanos.
EL ÚLTIMO VIAJE DE JAIME GIL DE BIEDMA
Si el tiempo es una rueda y somos polvo que flota en el aire como un punto; si la vida cabe en un poema, si la historia cabe en un segundo, si somos lanzamiento de un discóbolo, si somos una broma del destino, si el arte es circular y somos arco, si somos poco más que un verso anónimo…, bebamos, caro Jaime, hasta perdernos en esa lejanía de aire en vilo, pues polvo es el alma y polvo somos, polvo de píxel, papel y olvido, polvo que un día quiso transformarse en poema, ensayo o vino tinto, polvo cual Catulo, que acaso fuiste, polvo de la nada de este mundo; si el tiempo es una rueda y somos polvo, no gastemos, Jaime, ni un gemido, dejemos que nos pise alegremente, seamos polvo sucio del camino.
NIEZTSCHE, ENTRE ALEJANDRO Y DARÍO
Escribe el filósofo en La gaya ciencia que todo se repite, y en Zarathustra, que la historia no es lineal sino circular, algo en que García Márquez insiste en Cien años de soledad, o Milan Kundera en La insoportable levedad del ser, algo en lo que abunda Borges; escribe Friedrich Nieztsche y mi memoria yerra en sus palabras al leer Batallas decisivas de Occidente, de Fuller, donde se cuenta la apetencia de Europa a los pueblos del desierto, yerra y pienso en él, pues aparece Gaugamela, la batalla en que Alejandro persigue a Darío y derrota a su ejército; pienso en él y en Así habló Zaratustra, pues la capital del Estado Islámico, Mosul, está a pocos estadios; pienso y me digo si Borges, pero también García Márquez, Milan Kundera o yo mismo éramos soldados en esa época, servíamos al macedonio o al persa. Escribe el filósofo en La gaya ciencia que el fin es el comienzo y se repite.