Upton Sinclair.Entre dos mundos.Traducción de Pablo González-Nuevo.Hoja de Lata. Gijón, 2015.
Tras El fin del mundo, el título que inauguraba la serie Historia narrada, Hoja de Lata publica Entre dos mundos, que Upton Sinclair escribió a distancia suficiente de los hechos para tener perspectiva del telón de fondo panorámico en el que transcurre la peripecia de Lanny Budd.
La época de entreguerras, entre el Tratado de Versalles y el crack de Wall Street en 1929 es el periodo que abarca este novelón de casi mil páginas en el que la paz da lugar a la explosión vitalista de los felices años veinte y a la especulación con un dinero que parecía crecer en los árboles.
En aquel fin de época se estaba enterrando el mundo anterior a la Gran Guerra y se estaban poniendo los cimientos de los totalitarismos y el desastre económico.
Con el contrapunto sostenido de la acción novelesca y la crónica periodística, aquel sueño degeneró en pesadilla, en el despertar de la fiesta y en una mala resaca de la borrachera como en la canción que se evoca al final de estas páginas, cuando los nubarrones de la historia asoman ya en el horizonte: “Porque esta noche seremos felices, felices seremos / y mañana sobrios estaremos.”
Sinclair lo publicó en 1941, cuando ya había estallado la Segunda Guerra Mundial y podía preguntarse en el texto inicial: ¿Cuánto durará todo esto? No puedo precisarlo. Depende en gran medida de dos figuras públicas y bien conocidas ya: Hitler y Mussolini. ¿Qué serán capaces de hacerle a la humanidad y cómo responderá la humanidad ante dichos actos? Me resulta difícil creer que cualquiera de los dos se resigne a una muerte pacífica. Tan solo espero sobrevivir a ambos para poder contarlo. Y, ocurra lo que ocurra, Lanny Budd estará lo suficientemente cerca como para contarlo.
Eso ocurriría al año siguiente, en Los dientes del dragón.
Santos Domínguez