Urabi de Ukesh
Urabi de Ukesh es el protagonista de las dos primeras novelas, Inmortal y El Filo de la Espada, y su presencia sobrevolará en las dos siguientes novelas, el ciclo de la Guerra de las Sombras: Tiempos Aciagos y Sangre Inmortal. Uno de los mayores héroes surgido desde los albores de la historia, atrévete a conocer un poco más a este personaje:
URABI DE UKESH.
“Ruy González de Ayala era un hombre de mediana altura, largo cabello castaño y barba frondosa. De complexión fuerte, mirada adusta y fuerte temperamento…”
Durante su larga existencia Urabi de Ukesh adoptó numerosos nombres: Ruy González de Ayala, Josepth Moutinho y otros muchos más. Su fecha de nacimiento y lugar son desconocidos, aunque los grandes sabios afirman que pertenece a la llamada Tercera Generación de Inmortales, nacidos durante las Grandes Guerras que asolaron Enoch, Ebla y Creta. Ilias, el gran Artesano y héroe mitológico, fue su progenitor y maestro durante los años que sucedieron después de las Grandes Batallas. Se afirma que Ilias fue el primer Maestre de la Orden del Fénix, una Orden creada por los miembros de la Segunda Generación con el propósito de vigilar el cumplimiento del Equilibrio y del Velo, pero según otros muchos sabios Ilias, en efecto, fundó la Orden pero encomendó a Urabi la responsabilidad de dirigirla. Urabi, de naturaleza solitaria y taciturna, solamente asumió tal responsabilidad en épocas de extrema necesidad, delegando en sus lugartenientes el mando de la Orden.
En el siglo III A.C. la completa totalidad de miembros de la Segunda Generación desapareció. Quizá fue motivado por el aburrimiento y el cansancio acumulado durante varios siglos de existencia, quizá por la desaparición de los Ancianos Vampiros en las Guerras Antiguas, o quizá por expreso deseo de los Dioses ante el nuevo orden establecido, lo cierto es que Urabi asumió el liderazgo de su raza desde aquel momento. Como Inmortal más poderoso se convirtió también en el mayor objetivo de los enemigos del Equilibrio, los Ignobili. Pero sus habilidades extraordinarias, incluso para la mayoría de los Inmortales, le convertía en un enemigo casi imposible de derrotar. Urabi era un Despertado, un Inmortal con la capacidad de desarrollar lo que los humanos denominan magia, si bien es cierto que jamás se interesó por ampliar sus poderes hasta sus casi ilimitados límites. Como hijo de Ilias, y como consecuencia de sus extraordinarias facultades, Urabi recorrió el sinuoso camino de la Senda del Acero hasta convertirse en uno de los más importantes Maestros del Acero después del mítico Gratos, Inmortal perteneciente a la Segunda Generación y de poderes muy similares a los de Urabi. Ante la amenaza que constituían los Ignobili empleó entonces un siglo en adiestrar a los mejores guerreros Inmortales en la isla de Creta, desarrollando y ampliando la Senda del Acero hasta un límite jamás imaginado. Como Guardianes del Equilibrio, aquellos discípulos de Urabi se dispersaron a lo largo del mundo ignoto con el propósito de cumplir los deseos de los dioses y controlar las ansias de poder y dominación inherentes a los vampiros.
Durante varios siglos Urabi combatió contra los enemigos del Equilibrio en innumerables batallas, algunas de ellas narradas en el Libro de la Inmortalidad, donde se describen fragmentos de las vidas de los Inmortales más importantes durante el Imperio Romano. Y fué durante esta época cuando el Equilibrio alcanzó su máximo esplendor, respetado por numerosas civilizaciones y quizá en parte impuesta por el dominio aplastante de los ejércitos de Roma. Urabi asumía el mando de la Orden del Fénix de manera intermitente, siempre acudiendo a la llamada de sus hermanos en los momentos de máxima necesidad. Durante aquellos siglos Urabi vagó por todo el territorio romano siempre formando parte de la engrasada maquinaria de guerra que formaban las legiones romanas. En los albores de la historia de Roma Urabi perteneció a la misteriosa y temida Legión I Hispania, un grupo de miembros de la Orden del Fénix reunídos en Hispania. La Legión I combatió contra las huestes demoniacas invocadas por el primogénito de Mefisto, Iouros, en la región remota del Finis Terrae Hispano. Durante casi medio siglo la guerra se extendió en aquella tierra, asolando los campos y diezmando su población. Fue una guerra olvidada, puesto que Roma aún no había dominado aquellas tierras y las Guerras Púnicas concentraban todo su interés y atención. Los esclavos de Iouros fueron arrojados a las tinieblas del Inframundo y la Legión I Hispania obtuvo una rotunda victoria.
Con el declive del Imperio Romano las afrentas al Velo comenzaron a extenderse a lo largo de toda Europa, por lo que Urabi regresó a la Orden del Fénix pero no como Maestre, si no como General de la Compañía de los Hermanos Libres. A imagen y semejanza de la Legión I Hispania, Urabi deseaba formar un cuerpo militar independiente de la Orden para poder desarrollar su labor con total libertad. Durante varios siglos la Compañía de los Hermanos Libres, formada por guerreros jovenes Inmortales, Héroes humanos e incluso Licántropos, recorrió los campos de batalla de Europa erradicando a todos los enemigos del Velo. Con la satisfacción del deber cumplido, y agotado de manera extrema, Urabi decidió desaparecer para recobrar fuerzas. Su legado era incuestionable: La Orden del Fénix se encontraba en su mejor momento después de la época dorada de Roma. El Equilibrio era respetado en todos los territorios conocidos y el Velo era respetado con veneración.
Urabi regresó a Hispania y recorrió las tierras de sus reinos bajo la identidad de numerosos caballeros errantes. Sirvió a numerosos reyes cristianos hasta que se instaló en una villa cercana a Toledo, donde por primera vez en su larga existencia decidió contraer matrimonio. La afortunada, Doña Alba, era la hija menor de un noble castellano que cautivó su corazón durante una velada en la corte de Toledo. Durante aquellos años Ruy firmó un pacto de alianza con la Corte de la Sangre de Castilla. La Corte de la Sangre de Castilla era el órgano que regía los designios de los vampiros en Castilla organizado a la manera feudal. Ruy colaboró con la Corte de la Sangre en múltiples ocasiones, en ocasiones bajo el servicio del Rey de Castilla, en otras ocasiones al servicio de otros reyes, a cambio del anonimato y la protección de Alba y sus posesiones en Toledo.
Pero su vida cambió en el Invierno del 1150 Anno Domini… pero ésto es otra historia, y se relata en: Inmortal.
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