Aurora Lacueva.- El momento histórico que vivimos exige racionalidad, cordura, sensatez: tanto de toda la ciudadanía como, muy especialmente, de la dirigencia de los diferentes partidos y sectores.
Es preocupante que gobierno y oposición luzcan como un par de adolescentes malcriados enfrascados en un videojuego macabro, donde el final es todo o nada y donde cada quien apuesta cada vez más fuerte, a ver hasta dónde resiste el contrario. Porque esto no es ningún juego.
No nos merecemos estar así, sufriendo la falta de alimentos y medicinas, las fallas graves en los servicios, la separación de las familias y demás graves consecuencias de la crisis. Unas consecuencias que podrían ser aún más terribles si este enfrentamiento se mantiene.
Se impone sentarse a dialogar ya, para llegar a acuerdos. Tanto las y los líderes como sus seguidoras y seguidores tienen que aceptar que los del otro bando existen.
Hay una parte significativa de la población que apoya a quienes hoy están en el gobierno. Y hay otra parte también importante que los adversa. Esa es la realidad, y pretender barrer al contrario no puede sino terminar en sangre y muerte, con una Venezuela destruida y quizá en manos de alguna potencia extranjera.
La convivencia es posible, si nos manejamos dentro de la democracia. No se trata solo de negociar lo que se va a hacer en los próximos meses, sino de llegar a un entendimiento al menos para la próxima década. Es decir, requerimos convenimientos a largo plazo, que nos permitan trabajar en paz, desarrollar nuestras potencialidades económicas (que las tenemos y muy buenas), avanzar en educación, salud y cultura para todas y todos, y contribuir al logro de una América Latina unida y próspera, en el marco de la Constitución.
Necesitamos compromisos claros que aseguren a la dirigencia política de las distintas tendencias la tranquilidad de poder actuar libremente, presentar sus propuestas a la población y competir por su preferencia, sin cortapisas, triquiñuelas ni persecuciones.
La decisión final debe estar en manos del soberano: deben crearse las condiciones para que todas y todos confíen en el proceso electoral y se expresen pronto allí acerca de lo que quieren para nuestro país en estos años. “Solo el pueblo salva al pueblo” (Chávez).
Aurora Lacueva
Educadora
lacuevat@hotmail.com
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