La placa que se entrega al ganador del Urhunden es una reproducción de la viñeta con que presentamos arriba al personaje.
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[1] Dicen que, al ser preguntado por la razón, contestó: "No necesito firmar mis dibujos, los reconoceré de inmediato". Lo cierto es que el problema de Andersson iba más allá de la timidez, entrando de lleno en el terreno de los trastornos depresivos.[2] Se celebraron exposiciones conmemorativas de su obra en 1916, 1920, 1931 ó 1944. Ese último año, el autor Hasse Z dijo de Andersson: “…uno de los artistas más famosos que tenemos. Sus dibujos no pertenecen a ningún momento. Se han convertido en clásicos”. En 1977, el Servicio de Correos Sueco emitió una serie de sellos en su honor. Hoy puede rastrearse su huella sin mucha dificultad en la obra de autores como Oscar Hjelmgren.[3] http://urhunden.se/om-urhunden/