Ursi, el hombre

Por Monpalentina @FFroi

Confieso que he renacido al adentrarme en el barrio judío de Aguilar, buscando el aliento del artista. Ursicino, que nació en Villabellaco, nos dejó el mejor legado que una ciudad puede soñar. Nuestro protagonista, gran defensor del patrimonio y de la naturaleza, aprovechaba los olmos enfermos de grafiosis para trasladarnos su mensaje.

Dicen que esa inquietud creadora le viene desde niño, cuando hacía silbatos para los amigos. Gracias a Angelines, su esposa y a Mar, la guía, hemos conocido una de las anécdotas de su vida. Cuando tenía catorce años, Ursi hace un billete en papel de barba, a plumilla, y viene a probar su invento a una feria de Aguilar, donde compra un gorro de paja. La cosa funciona, el billete rueda por España, hasta que pasados unos años, leyendo el periódico, se entera de que han localizado en Madrid un billete falso de cien pesetas, el suyo, que hoy se conserva en el museo de la policía de Ávila.


En el Calero, dentro de la mina donde trabajaba hizo un Cristo crucificado en roble, lo que le permitió ganar una beca y cambiar de vida, estudiando en la escuela de Mariano Timón. Cuando termina los estudios se traslada a Brasil, donde vive 11 años y donde inventará una troqueladora cuya patente le reportará un importante beneficio. Si preguntásemos a quienes le conocieron, a quienes le vieron crecer artísticamente, nos dirían que la humildad fue su pasaporte y el empeño y el riesgo su bandera. Angelines, que fue a su lado siempre, lo siente latir entre aquellas paredes; cuatro pisos donde se plasma todo el sentimiento que el artista depositó en su obra.

Y el empuje para seguir avanzando, para crecer, se lo da Santiago Amón, entonces crítico de arte de El País, que le invita a crear figuras más grandes. Pero en el fondo, Ursi sabe lo que supone aquello, el esfuerzo que implica, el alcance de su obra aunque muchos la desconozcan: "Hacerlo parece fácil, pensarlo es lo difícil. También yo haría el Quijote ahora que lo conozco".

LA MADEJA | DIARIO PALENTINO