Hoy por la tarde se sumó uno más. La obtención de la Copa América número 15. El conjunto de Oscar Tabárez venció 3-0 a Paraguay (uno de Luis Suárez y dos de Diego Forlán) y se transformó en el máximo ganador de la historia de la competición, aventajando a Argentina por uno. Así, Uruguay se mantiene en la cúspide del fútbol sudamericano y vuelve a vivir momentos de esplendor como en la época de Alcides Ghiggia, Juan Alberto Schiaffino, Obdulio Varela y tantos otros.
Y un día la justicia se reflejó en un campo de juego. En una Copa América donde dicho concepto, poco importante para algunos, no actuó en todos los partidos, sí lo hizo en este. Uruguay fue muy superior a un equipo paraguayo que no mostró nada, al igual que en los partidos anteriores, y sólo se dedicó a defender. El problema fue que un plantel acostumbrado a eso, hoy tuvo que salir a atacar desde los once minutos porque ya perdía 1-0.
Las características que más se le destacaron a la “Celeste” a lo largo de estos últimos años fueron la garra, las ganas y la solidaridad en la marca. Sin embargo, el seleccionado de Tabárez no gana por eso. Un equipo que defiende cada pelota hasta la muerte durante 90 minutos no triunfa, empata. Uruguay gana porque tiene buenos jugadores, hábiles, desequilibrantes, molestos para marcar y que están en un momento tremendo. La fiereza defensiva no es un fundamento sino un complemento. Gracias a la astucia de Suárez, la calidad de Forlán y Edison Cavani, más la predisposición de Álvaro y Maxi Pereira para atacar, el plantel hace la diferencia. Después, obviamente, la presión que ejerce el resto del mediocampo y los defensores facilitan la tarea de los atacantes.
Estos jugadores demuestran mucho más que la “garra charrúa”, relacionada más con actos violentos que otra cosa. Sin duda no tienen un juego vistoso pero saben cómo hacer las cosas, dónde moverse y en qué lugar del campo hacerlo. El entrenador supo explotar las características de cada uno al máximo, para dar lugar a un nivel colectivo muy bueno. Asimismo, estos jugadores tienen la capacidad de armar jugadas claras de la nada. Tal vez un rebote o una trabada fuerte, seguida por un pase al vacío, termina en una oportunidad manifiesta de gol.
Por eso, Uruguay es un justo campeón. Porque Fernando Muslera apareció cuando el equipo más lo necesitó, Diego Lugano fue una fija en la defensa, tanto de arriba como de abajo, Egidio Arévalo Ríos junto a Diego Pérez se repartieron el mediocampo a la perfección, siempre atentos y escalonados. Álvaro Pereira tuvo más libertades ofensivas ante el ingreso del “Tata” González (ex Boca) por Cavani; Forlán, sin tanta influencia en la red como en el Mundial, inició cada jugada de Uruguay y Suárez transformó cada pelotazo sin destino en una oportunidad importante. Realmente el trabajo del delantero fue soberbio, aguantando varias veces frente a dos o tres defensores, no sólo contra Paraguay sino también con Argentina y Perú, pero también por abajo, jugando al fútbol.
Uruguay llegó a los 15. Como una niña adolescente que espera ansiada su fiesta de cumpleaños, con su vestido y sus seres más queridos. Tal vez sin tanto cotillón, el conjunto de Tabárez demostró ser un rival importante pero más que nada afianzado. Los datos hablan por sí solos: en este partido, con referencia al de Alemania por el tercer y cuarto puesto en Sudáfrica 2010, repitió ocho jugadores titulares (Muslera, Lugano, Martín Cáceres, Maxi Pereira, Pérez, Arévalo, Suárez y Forlán). Más Cavani y Diego Godín que en la final frente a Paraguay ingresaron en el segundo tiempo.
Así concluyó la Copa América. Perú terminó tercero y Venezuela, cuarto. Las dos grandes sorpresas del torneo. Argentina y Brasil no figuraron en los resultados y apenas lo hicieron en el juego. Los árbitros evidenciaron la baja calidad que hay en Sudamérica (no sólo en nuestro país). Las estructuras edilicias de los estadios se lucieron aunque la imagen negativa terminó siendo el estado del pasto del Estadio Único de La Plata. La edición número 43 dejó entrever que las eliminatorias para Brasil 2014 no serán nada fáciles, que esta parte del mundo ya no es únicamente Argentina y justamente Brasil. Uruguay, Chile, Colombia, Perú, Venezuela y Paraguay también pueden y tienen con qué luchar por un lugar en la próxima cita mundialista.
Mejor jugador: Luis Suárez
Goleador: Paolo Guerrero (5 goles)
Mejor jugador joven: Sebastián Coates (defensor uruguayo de 20 años)
Mejor arquero: Justo Villar
Mejor once (personal): Justo Villar; Diego Lugano, Sebastián Coates, Paulo Da Silva; Maicon, Tomás Rincón, Egidio Arévalo Ríos, Álvaro Pereira; Sergio Agüero, Paolo Guerrero y Luis Suárez.