USA. Día 5: Washington

Por Ingelmo
14 de junio de 2009, domingo.
Como decía en el post anterior, sin duda acertamos con el hotel que habíamos reservado en Washington a través de la web de booking.com. La habitación en el Hyatt Arlington nos costó muy barata -87 $, unos 63 € al cambio- y estaba de lujo, muy amplia, bien decorada, cama de dos por dos y unos grandes ventanales desde los que podían verse los modernos edificios de cristal de la zona. Todo estaba muy nuevo, lo que hacía pensar que el hotel debía haberse inaugurado recientemente. Además la ubicación era perfecta para una visita de un día a la ciudad de Washington. El hotel se encuentra junto a la orilla Oeste del Potomac, en Arlington (Virginia), pegadito a la estación de metro de Rosslyn, a tan sólo una parada del Cementerio de Arlington y a nueve del Capitolio, a donde nos dirigimos nada más levantarnos para comprobar in situ que es cierto aquello de que presumen los habaneros cuando cuentan que el suyo se construyó a semejanza del de Washington, pero que es mucho más alto.

La mayoría de los monumentos y museos que hay que visitar en Washington se encuentran en el National Mall. Un amplio espacio público ajardinado repleto de banderas, estrellitas y otros símbolos patrios, que hacen sentirse al visitante como un ser diminuto ante la sobriedad de los edificios burocráticos. La mayoría de estos inmuebles son de estilo neoclásico, con fachadas, frontones, bajorrelieves y columnas de mármol blanco, que recuerdan a lo que debió de ser Roma en tiempos del Imperio. En los alrededores del Reflecting Pool, el Mall se convierte en un escaparate en el que se colmatan los memoriales a los caídos en las diferentes guerras, mostrando a unos la heroicidad de sus soldados y a otros la cara más oscura del sueño americano.

El National Mall, visto desde el aire, tiene forma de cruz latina. A los pies se encuentra el Capitolio y en el cabecero el Lincoln Memorial, que se encuentra situado en el interior de un edificio con forma de templo griego dórico. En este lugar fue pronunciado el 28 de agosto de 1963 el famoso discurso de Martin Luther King "I Have a Dream".


En el extremo del brazo norte de la cruz se encuentra la Casa Blanca y en el extremo del brazo sur el Jefferson Memorial, justo en el crucero se haya el Monumento a Washington, que alcanza los 169 m. de altura y debe tener unas vistas bestiales sobre el Mall, pero nosotros no pudimos subir pues cuando llegamos a él, hacia las 13:00, ya se habían agotado las entradas.
El monumento se levantó en dos fases y la verdad es que canta mucho la diferencia de tonalidad en la piedra.

En la parte Este del Mall, entre el Monumento a Washington y el Capitolio, se encuentran los museos gratuitos de la Smithsonian Institution. El más interesante por su contenido quizás sea el National Air & Space Museum. En el puede verse el planeador de los hermanos Wright, el Bell X-1 de Chuck Yeager, el Spirit of St Louis de Charles Lindbergh y el módulo de mando del Apollo 11.

Por su contenedor, que no tanto por lo que en él se expone, que es más bien poco, destaca sin duda el National Museum of the American Indian, diseñado por el arquitecto canadiense descendiente de indígenas Douglas Cardinal e inaugurado en septiembre de 2004. Destaca su fachada curvilínea de piedra caliza kasota de color dorado, que evoca las formaciones naturales de las rocas modeladas por el viento y el agua durante miles de años.

Pero quizás el lado más emotivo del Mall sea el Oeste, el que va del Monumento a Washington al Lincoln Memorial. En él se encuentran el Reflecting Pool y los memoriales de la II Guerra Mundial, de los Veteranos de Vietnam y de los Veteranos de la Guerra de Corea.



Tras recorrer los más de 3 km del National Mall, cruzamos por un puente el Potomac y continuamos caminando hasta el Cementerio de Arlington.
El Cementerio de Arlington es un cementerio militar establecido como tal durante la Guerra Civil Estadounidense en los terrenos de la casa del general derrotado Robert E. Lee. En él se encuentran enterrados veteranos de todas las guerras, desde la Guerra de Secesión hasta las recientes guerras de Iraq y Afganistán.

Pero la principal atracción del cementerio, a parte de las espeluznantes praderas repletas de blancas tumbas y la casa del general Lee, que aún se conserva, es la tumba del presidente John F. Kennedy, enterrado junto a su esposa, y la de su hermano Robert F. Kennedy.
Además, también puede aprovecharse para ver el Pentágono desde la colina de la Arlington House.

Hacia las 16:00 dimos por terminada nuestra visita a Washington y sin haber encontrado ningún lugar donde comer. Tomamos el metro de vuelta a Rosslyn, donde habíamos dejado nuestro coche, y al salir de Washington, camino de Mill Run, en Pennsylvania, nos detuvimos en una hamburguesería cojonuda, llamada Foster's Grille, y disfrutamos de una deliciosa comida-merienda-cena.
Después, tardamos unas cuatro horas y media en recorrer alrededor de 200 millas hacia el Noroeste, bordeando el límite de los estados de Maryland y Pennsylvania y adentrándonos después por carreteras secundarias, e incluso algún camino rural, en el Parque Estatal de Ohiopyle, hasta llegar hacia las 21:30 a esta preciosa casa en Mill Run, una diminuta población situada en plena naturaleza, en una región muy poco habitada de Pennsylvania.
Pincha aquí para ver el mapa de ruta.

La casa se encuentra a muy pocos minutos de la Casa de la cascada (fallingwater.org) de Frank Lloyd Wright, se llama Country Seasons y dispone de 4 habitaciones que se alquilan en servicio de Bed & Breakfast. Nosotros contactamos con los propietarios desde Madrid, vía correo electrónico.
Cuando llegamos, debido a lo tarde que era, no había nadie esperándonos, pero tuvieron la cortesía de dejarnos un sobrecito con mi nombre pegado en el cristal de una ventana junto a la puerta de entrada. El sobre contenía una llave y una tarjetita que nos daba la bienvenida y nos invitaba a sentirnos como en nuestra propia casa.
Aquella noche dormimos en la habitación "Summer Garden" y nos sentimos como las niñas de La casa de la pradera :D