User friendly decía el de la tienda
“De verdad te lo digo, el dependiente de El Corte Inglés me juró y perjuró que esto era User Friendly, yo no sabía que es lo que quería decir, pero para no parecer un ignorante no estaba por por contradecirle, así que más allá de asentir y pagar los más de ochocientos euros del teléfono, me vi incapaz de encontrar el Whatsapp. Total, que le tuve que pedir que me explicara como instalarlo y como recuperar todas mis conversaciones antiguas. El dependiente era un jovencito muy simpático y con mucha paciencia, porque también me explicó la diferencia entre el código de volqueo o de bloqueo -no lo recuerdo muy bien- y una cosa que tiene le mismo mote que mi primo el de Palencia, Puk.”
Quizás a alguno de vosotros os suene la escena, una persona preguntando los conceptos más básicos mientras la cola se hace más y más larga esperando para que te atiendan. La idea de que la tecnología es fácil de usar es sencilla de afirmar si vives en el mundo de la tecnología. Los que tenemos pasado y no se nos caen los anillos al afirmar que empezamos dando soporte telefónico en los albores de internet, allá por el 1995, tenemos anécdotas que harían reír a los que vivimos en esta burbuja, pero que no haría ningún tipo de gracia al resto de los mortales.
Por eso me resulta simpático cuando nos hablan y nos hablan sobre la usabilidad, de pensar en el usuario cuando en realidad, en lo único que pensamos es en nosotros. Veo a cientos de personas que son incapaces de superar la curva de aprendizaje que supone usar un Smartphone, y ya ni os cuento el jaleo que puede ser el instalar un programa o cualquier cosa por el estilo.
Está claro que la cultura que arrastramos y nuestra forma de pensar son barreras que nos impiden relacionarnos adecuadamente con los objetos. No sólo queda mucho camino por recorrer, sino que hay muchas franjas de población que unificar para conseguir algo que podamos llamar usabilidad.
Película: Die Hard
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