Había oído hablar de delincuentes que se dedican a vender tarjetas de crédito robadas a empresas de transporte para que las utilicen en las autopistas, donde no piden el DNI ni la firma. Lo que no sospechaba es que tales prácticas contaran con la anuencia de las concesionarias de autopistas y de los propios bancos.
El otro día conté, en una entrada titulada España, país de chorizos, cómo perdí la billetera y la recuperé al día siguiente, a falta del dinero y dos tarjetas de crédito que habían sido bloqueadas una hora después del extravío. Pues bien, el bloqueo de las tarjetas y su sustitución por otras nuevas se produjo el 4 de enero y ahora me encuentro con cinco cargos en mi cuenta (53,05 euros en total) porque alguien pagó con una de ellas en varias autopistas los días 23 y 26 de enero.
Llamo al banco y me dicen lo que ya sé, que las concesionarias de autopistas no comprueban la autenticidad de la tarjeta, sino que registran su número y luego pasan el cargo al banco. Ya, pero, ¿por qué el banco acepta cargos sobre una VISA que fue bloqueada hace 20 días? ¿Hasta cuándo los va a aceptar? ¿Por qué ahora tengo que ir a poner una denuncia por el uso fraudulento como única solución para que me devuelvan el dinero, según me dice el banco? Muy sencillo, porque tanto las concesionarias como los bancos han hecho cuentas y han decidido que introducir los cambios informáticos necesarios para evitar que ocurra esto sale más caro que las pérdidas que les ocasiona el actual sistema de hace tres décadas. En sus cálculos no entran las molestias que causan a los clientes. ¡Que se jodan! Actualizado 4-2-10: El banco me ha devuelto el dinero hoy, al día siguiente de presentar la reclamación.