Revista Diario

Usos y desusos de Belgrano: nacionalismo o liberalismo banal

Por Julianotal @mundopario
“la historia hay que contarla completa, sino estamos condenados a repetir errores” (CFK, 20/06/2013)
Usos y desusos de Belgrano: nacionalismo o liberalismo banal

Más que satisfactorio resulta encontrar desde las paginas conservadoras de La Nazión enfoques históricos que busquen contrarrestar la construcción de una identidad nacional y popular por parte del Gobierno.Como había esbozado meses anteriores, luego de la crisis del 2001 no solo se quiebra el paradigma económico sino también el cultural, y dentro de ello el historiográfico. Volver a recuperar la pregunta inicial "¿Historia, para qué?" representa el eje de una disputa de un capital simbólico, una disputa de una interpretación que es mucho más que simple banalización: la Historia para "comprender" el pasado o la Historia para "transformar" el presente y proyectar a futuro. Si bien, salvo honrosas excepciones, la producción historiográfica "neorevisionista" ligada al pensamiento nacional se destaca por su chatura y poco desarrollo (en contraste al primer revisionismo y al esplendor de los sesentas de la mano de la Izquierda Nacional y el neorrevisionismo de la mano del Pepe Rosa y Fermín Chávez), desde el stablishment conservador se escucha su indisimulable descontento al escuchar a la Presidenta hacer carne las ideas y desarrollo de un pensamiento nacional, donde las figuras veneradas como las de Moreno, San Martín, Belgrano y Castelli alcanzan otro enfoque, otro grado de "valoración" que contradice la versión histórica canónica, y por el otro lado recupera las figuras "malditas" de Juan Manuel de Rosas, Artigas, Felipe Varela, Juana Azurduy, Eva Perón entre otros.En el caso de Belgrano (uno de los próceres más admirados por Cristina) salió a responderle el doctor Alberto Benegas Lynch, que un par de semanas después desde la tribuna del diario mitrista acusa de "conjeturas estrafalarias" las menciones históricas que realizara la Presidenta durante el acto en Rosario el pasado 20 de junio.Llamativamente, uno esperaría una respuesta hacia todo el enfoque del prócer que brindase Cristina pero no, por el contrario, a Benegas Lynch solo le interesa destacar que, más allá de todo, Belgrano fue principalmente economista. Es que Benegas Lynch no es historiador, es un doctor en Economía, cuyos trabajos económicos estuvieron prologados, por ejemplo, por uno de los "neocontractualistas" padres de la criatura neoliberal: James Buchanan. El pensamiento de Benegas Lynch pasa del liberalismo clásico hasta el anarcocapitalismo que es concebir el más salvaje neoliberalismo con la completa desaparición del Estado (autogobierno).En vistas a eso, Benegas Lynch se sumerge en la Historia por dos motivos: responderle a Cristina y, a su vez, recrear la imagen del Belgrano liberal que construyó nuestro Bartolomé Mitre. El problema es que, por un lado, ese "heroe del panteón liberal" no tiene cabida dentro del imaginario actual y por el otro lado (y sujeto a eso) no hay un paradigma historiográfico que hegemonice tal visión. El Belgrano de hoy es más humano, es pasional y contestatario. Es un rebelde:
"cuando  creó  la  bandera que no le ordenaron. Cuando le ordenaron retirarse a Córdoba y luego a Buenos Aires, pero él que era un hombre incorrecto, decidió desobedecer las órdenes, y plantó batalla en Salta y Tucumán (...) Si no hubiera sido por la desobediencia a lo que le ordenaba el establishment  de  la  época,  tal  vez  todavía  estaríamos  con  el  yugo  colonial” (CFK)
Desde luego, tampoco podemos caer en la boludez del berretismo histórico de Brienza o de Pacho y decir "Ah! entonces Belgrano es kirchnerista". Desde luego, como dice Benegas Lynch, Belgrano era un liberal, admirador de Adam Smith. El tema es qué significaba ser liberal a principios de siglo XIX, y también cual fueron los verdaderos pensamientos de Smith antes de caer en el decisionismo del imperio británico y en la canonización de los defensores del libre mercado.
La desviación histórica de Benegas es grosera. Sin tapujos dice que Belgrano "no sólo alude al eje central del mercado en cuanto a la importancia de la libertad de precios al efecto de asignar bien los siempre escasos recursos, sino que se adelantó a la teoría subjetiva del valor hasta entonces impregnada por la errada tesis del valor-trabajo". Este cerrado y acérrimo defensor del neoliberalismo termina tergiversando la lectura histórica: no sólo se apoya en Belgrano a través de la óptica de historiadores liberales de principios del siglo pasado, sino que también su lectura sobre los "Escritos económicos" del prócer siguen siendo condicionados para acomodarse a la perspectiva ideológica del Benegas éste.Y fijese que obtuso es el análisis que no le respondo ni con una cita de Galasso, sino le cito a un historiador de otra trinchera y más afín a sus ideas: José Carlos Chiaramonte:"(...) Conviene tener en cuenta el papel particular dentro del panorama intelectual del siglo XVIII europeo, de un conjunto de autores de trabajos económicos que, aunque de menor relevancia que Quesnay o Smith, adquieren mucha mayor importancia para la historia de ciertos países europeos y americanos. Se trata de neomercantilistas italianos -Genovesi, Galiani, Filangeri- que, luego de hacer recibido la influencia de los mercantilistas españoles de la segunda mitad de siglo -Jovellanos, Campomanes-, quienes también podrán ser considerados como neomercantilistas. La razón de esta denominación estriba, justamente, en que si bien participan de la tendencia liberal común a sus contemporáneos franceses de la fisiocracia y del papel atribuido a la agricultura como fuente de las riquezas, reservan aún cierto papel a la intervencion del Estado en la economía, al estilo del mercantilismo". (CHIARAMONTE, J.C. La crítica ilustrada de la realidad. 1982)Tranquilamente, (en estos tiempos de buscar primero los conceptos y después analizarlos) podrían atribuir al discurso presidencial tanto acá como en la región un "nacionalismo banal": esto consiste, según Michael Billig, "la forma difusa que toma el nacionalismo en las sociedades contemporáneas, convirtiéndose en un mecanismo omnipresente que orienta las percepciones y hace aparecer como natural la identificación entre una lengua, una cultura, un territorio y una comunidad política". Esto es una versión latinoamericana de un fenómeno específico de los países centrales, un poco baqueteados luego de la globalización (ya utilizaron este concepto para analizar la representación de Bolívar dentro del discurso chavista). El intelectualoide suele pecar en eso con tal de estar a la moda, cuando en realidad, se necesita una construcción y una interpretación de la identidad nacional en estos días que dificilmente se encuentre en los libros de referencia a los nacionalismo. Por vez primera, en nuestro país, el relato revisionista (en su apogeo, contestario al discurso oficial y en las últimas décadas antes del kirchnerismo casi en vías de extinción) es reproducido en la voz de la conductora de un proyecto nacional, un relato en permanente construcción que necesariamente tiene que ser replicado en las bases de la sociedad. No es nacionalismo banal, simplemente porque en Latinoamérica se está recuperando la conciencia social y nacional luego de decadas de oscuridad neoliberal y genocida. Quizás lo que sea banal sea el análisis liberal de personajes como Benegas Lynch que pretende poner el carro delante de los caballos.
Para no extrañar a Belgrano:

http://www.lanacion.com.ar/1600251-belgrano-muy-lejos-de-la-presidenta

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