Autora fascinada por lo erótico y sensual, con obras enmarcadas en su mayoría dentro del BL o yaoi, es Utsuborauna rara avis en su trabajo, aunque con un rastro bastante claro de su tendencia. Dividido en dos tomos, Utsubora es un seinen con alma de thriller psicológico desarrollado a través de analepsis y piezas que solo van encajando con el paso de las páginas. El manga comienza in media res, con un suicidio, y como las dos únicas personas que parecían estar en contacto con la muerta se ven envueltas en una investigación policial, dado que el suicidio parece en realidad un asesinato. El reputado novelista Jun Mizorogi y Sakura Miki, la hermana gemela de la supuesta muerta, van desarrollando un misterio que implica al editor de Jun, su sobrina, un amigo del escritor y los propios investigadores policiales.
Narrativamente exquisita, pero requiriendo de bastante atención por parte del lector, Nakamura construye un relato sólido y complejo para cualquier amante del thriller. Un camino enrevesado de piezas ocultas que se van desvelando en los momentos adecuados. Un sendero que no se recrea en lo desagradable ni lo grotesco, sino que se siente elegante, sutil y hasta cierto punto onírico. Convierte la muerte y la confusión en algo poético y sugerente. Esta atmósfera enrarecida, donde sabemos que algo no encaja, se va perdiendo hacia un camino más físico en sus compases finales, pero no por ello menos satisfactorio. En una segunda lectura, como lector podemos apreciar que el cambio es premeditado, revelando las caras ocultas de sus personajes justamente como pide la trama.
Nakamura empuña un lápiz afilado para abordar la ambición artística, lo complicado de sobrellevar el éxito y la fama, a la vez que aborda las complicaciones de construir una identidad propia. Es un alegato contra el fanatismo, al más puro estilo de Misery, donde pone un espejo sobre las personas que tienden a mezclar ficción con realidad. Aquellas obsesiones que toman por veraz lo tejido en la ficción y lo adoptan como propio. Aquella fantasía que nos abduce a la ficción donde deseamos -y hacemos- que todo sea real. Es el estilo rápido, sencillo, elegante y directo de Nakamura la que nos guía por toda esta simbiosis de temas a la par que la acción fluye, confunde, sugiere y juega. Figuras estilizadas y expresivas experimentan y juegan con un lector que se siente embriagado y confuso durante nada menos que 460 páginas.
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