En un próximo post, y siguiendo esta serie "Va de Cine" que hoy inauguro, comentaré "Tres anuncios en las afueras" la película de Martin McDonagh que, ¡seguro!, tendrá fuerte protagonismo en los próximos Premios Óscar; y también en ese mismo 'Va de Cine II' hablaré de una película que vi ayer mismo, "Pastoral americana", la primera incursión en la dirección del actor Ewan McCregor, que me ha dejado francamente impresionado, tanto que ya he echado mano de la novela de Philip Roth de la que es adaptación.________________________
"Wonder Wheel"
A mí casi todo lo que ha salido de la cabeza de Woody Allen me gusta y me ha gustado. La última de sus películas (él suele -'solía' más bien me parece que tendremos que decir a partir de ahora- realizar uno o dos largometrajes por año) venía auspiciada, además de por él mismo -para mí ya suficiente-, por un magnífico plantel de actores entre los que destacan Kate Winslet, Justin Timberlake, Jim Belushi y Juno Temple. La historia que se cuenta en este filme bien podría haberla escrito Eugene O'Neill, Tennessee Williams o Arthur Miller, los grandes dramaturgos realistas americanos del siglo XX. Con esto quiero decir que como tantas otras realizaciones allenianas es muy teatral.
La acción transcurre en un Nueva York de los años 50. Las vidas de cuatro personajes se entrelazan en medio del bullicio del parque de atracciones de Coney Island: Ginny (Kate Winslet, soberbia como casi siempre en todo lo que toca. Gracias a ella la historia sube varios peldaños), es una ex actriz emocionalmente volátil que ahora trabaja como camarera; Humpty (Jim Belushi), operador de la famosa noria que da título al film, es el marido de Ginny y el padre de Carolina a quien no ve desde hace muchos años; Mickey (Justin Timberlake), el apuesto y joven socorrista que relata la historia, sueña con convertirse en escritor y será quien provoque el desenlace de la historia; y, por último, Carolina (Juno Temple, a quien yo sólo recordaba por el papel, siendo casi una niña, de hermana del personaje de Keira Knightley en "Expiación", película dirigida por Joe Wright en 2007), es la hija de Humpty; Carolina que se esconde de unos gangsters en el apartamento de su padre. En este relato hay pasión, violencia y traición.
En el fondo estamos ante una historia de fracasos humanos: fracaso en su matrimonio y como actriz el de Ginny que sueña con algún papel en una obra de O'Neill; fracaso como escritor de Mickey que se ha de conformar con ser un ligón de playa; fracaso como hombre y padre de Humptyque querría salir del alcoholismo; fracaso de Carolina, que huye de su pasado y choca con la cruda realidad que se vive en Coney Island donde está el tiovivo -una metáfora en el fondo- que gestiona su padre. El amor se alza como única esperanza en unos y otros. Pero, como suele ser habitual en Allen, el desamor, el engaño y la traición siempre están al acecho y acaban con esta ilusión que se revela falsa, egoísta, inútil e hipócrita.
Lo mejor del film sin duda alguna radica, por este orden, en la actuación de Kate Winslet, en el colorido tipo películas de los años 50 utilizado para la narración, en la perfecta ambientación dentro del bullicio propio de una feria de atracciones, en la música de jazz con la que como siempre Allen envuelve sus historias, y también en esa única espita de humor que hay en esta historia más que otras veces, triste; un humor localizado en ese niño pirómano, hijo de Ginny, que vive a su bola dada la escasa atención que le prestan los adultos.
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"Manhattan"
Vi "Wonder Wheel" en plena vorágine del fenómeno #MeToo en USA respondido desde Europa con el manifiesto encabezado por Caterine Deneuve. Entre alegatos y contraalegatos han ido saliendo a la palestra casos antiguos que se creían ya olvidados. Y entre estos paseos por el pasado de supuestos o ciertos abusos sexuales salió, cómo no, el de Woody Allen denunciado hace ya 25 años por su hija adoptiva Dylan Farrow quien dijo haber sufrido abusos sexuales de él cuando ella sólo contaba 7 años. Todo el escándalo surgió a raíz de la separación del cineasta de Mia Farrow, su pareja de entonces, quien había descubierto que Allen mantenía una relación con otra hija adoptiva de la Farrow, Soon-Yi Previn, que entonces contaba 19 años. En su momento todo quedó en agua de borrajas; pero, al rebufo del movimiento #MeToo, Dylan Farrow ha vuelto a la carga y no son pocas las actrices que habiendo trabajado en su día a las órdenes de Woody Allen han expuesto el asco que estos posibles abusos -que ellas dan por ciertos- les producen, razón por la que renuncian volver a estar a sus órdenes.
En el revuelo mediático desencadenado por las denuncias contra Harvey Weinstein y otros influyentes miembros de la industria hollywoodense no pocos artículos han aparecido opinando sobre el asunto. Especialmente me llamó mucho la atención uno publicado el 31 de diciembre en Babelia, traducción del escrito originalmente en inglés por Claire Dederer quien al abordar la figura de Woody Allen y otros creadores se preguntaba si debíamos abominar de toda su obra de ficción a causa de su comportamiento real.
El artículo de la escritora francesa me dio qué pensar,
pensamientos que plasmé en un post en mi otro blog "Reflexiones" el 10 de enero pasado [leerlo aquí]. En ese breve ensayo, entre los argumentos que ella daba en un sentido y en otro, al hablar del caso Woody Allen ejemplificaba especialmente con una de sus consideradas obras maestras, "Manhattan". Esto me llevó a revisitar la película que hiciera en 1979."Manhattan" es una auténtica confesión: ¿autobiográfica? En la película Isaac Davis (Woody Allen) es un neoyorquino de 42 años que tiene un trabajo que odia, una novia llamada Tracy (Mariel Hemingway) de 17 años a la que no ama y una ex esposa lesbiana, Jill (Meryl Streep), a la que desearía estrangular porque está escribiendo un libro en el que cuenta las intimidades de su matrimonio. Su mejor amigo, Yale (Michael Murphy), está casado con Emily (Anne Byrne) a quien engaña con Mary (Diane Keaton), una mujer sexy y snob de la que Isaac Davis se enamorará perdidamente. La idea de dejar a su novia, acostarse con Mary y abandonar su trabajo supone para él el comienzo de una nueva vida.
¿Es fundamentalmente "Manhattan" lo que denuncian algunas feministas norteamericanas? Pues no, naturalmente que no. Esta película es una auténtica obra de arte que vista cuarenta años después de su estreno conserva toda la fuerza y vitalidad artísticas de entonces. La belleza predomina en ella, una belleza conseguida con el blanco y negro en que fue rodada, con la hermosa música de Gershwin en que viaja envuelta la historia, con el magnífico buen hacer de todos los actores (pondría algunos 'peros' a Mariel Hemingway que se muestra algo fría y distante en el papel de adolescente apasionada que representa), con los brillantes diálogos construidos por Woody Allen, con esa teatralidad tan característica de la mayoría de sus filmes, con la inteligencia verbal contenida en el lenguaje utilizado, con ese humor tan elegante y al tiempo tan crítico y cáustico marca de la casa, con la iluminación utilizada en muchos de los planos que hace que sean auténticos cuadros, con el ritmo narrativo y visual utilizado, con esa preciosista imagen de la gran manzana que es todo el filme, con ese fuerte culturalismo (Scott Fitzgerald, Isaak Dinesen, Mahler...) que como si nada impregna todo el film realizado como tantos otros del director en clave dramática muy de corte teatral, con...
En fin, todo lo que diga de ella no son más que elogios. Por eso, respecto a la polémica (algunos llegan a calificarla de 'caza de brujas' desatada actualmente en Hollywood y otros espacios de creación artística) no puedo por menos que -para no repetirme aquí- remitiros a las consideraciones que tengo expuestas en "Reflexiones", mi otro blog. Ya me diréis qué opináis vosotros al respecto.