Y es que el juego de los muñecos de nieve era sencillo y adictivo a rabiar. Todo en él te incitaba a echar una moneda de 25 pesetas: su diseño artístico, extraño pero colorido y atrayente; su música pegadiza; unos efectos de sonido que aún a día de hoy son reconocibles... Y algo tan tonto como hacer bolas de nieve con los enemigos nos parecía súper divertido.
Como decimos, la recreativa era tan buena, gozó de una aceptación tan grande y era tan sencilla de trasladar a sistemas domésticos que a todos nos extrañaba que nadie lanzara el juego en los ordenadores y consolas que más tirón tenían. Y lo cierto es que, aunque tarde, sí hubo ports. Simplemente, en España apenas nos enteramos ya que aquí no se lanzaron, excepto la versión para Game Boy. Luego nos enteramos que el juego salió también en NES y Mega Drive en otros territorios y nos tiramos de los pelos.
Esta semana Isako nos trae esas versiones que no vimos, y alguna más que no llegó a ser lanzada oficialmente en los 90.
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