Vacaciones de un jubilado

Publicado el 30 junio 2019 por Daniel Guerrero Bonet

Es difícil diferenciar las vacaciones en la cotidianidad de un jubilado que, encima, no ocupa su inactividad laboral con dedicaciones no remuneradas que lo distraigan de un tiempo a su entera disposición. Para los que aun soportan un trabajo y siguen en activo, el período vacacional, que la inmensa mayoría de los asalariados disfruta durante estos meses de verano, se trata de un tiempo anhelado durante todo el año para olvidar obligaciones, no madrugar y descansar junto a la familia en un ambiente distinto y, a ser posible, alejado del habitual. Para un jubilado, como lo percibe quien aún no ha alcanzado tal condición, es hacer lo mismo que el resto del año, pero en otra parte, es decir, seguir haciendo lo de costumbre en el lugar al que se desplace por vacaciones. Y se equivoca el que así lo crea porque el jubilado también ansía disfrutar de vacaciones para variar de hábitos y descansar de la rutina, aunque esta no sea impuesta por obligaciones laborales. Las vacaciones, como para todo el mundo, resultan necesarias para recobrar ánimos y afrontar un nuevo ciclo de aparente inanidad que hay que llenar de metas y expectativas que inviten a recorrerlo con ilusión y esperanzas. No es mantener la inactividad improductiva del jubilado, sino de aprovechar las vacaciones para llenar de sentido y contenido, junto a demás proyectos familiares, un futuro que compartido parece posible y apetecible. Las vacaciones de un jubilado sirven también para cargar las pilas y las ganas de vivir. Disfrútenlas.