¿Vacaciones en Bilbao? Aquí tienes tu guía de pinchos

Por Lagastroredactora @lauraelenavivas

Cocinas del mundo

¡Por fin! Tengo guardado este material desde Semana Santa esperando que se aproximara el verano, que es cuando la mayoría planificamos nuestras vacaciones para escribir y contarte. Si no es ahora que te coges unos días, por favor guárdate el post porque te servirá de todas maneras cuando vayas al País Vasco, sea la época que sea.

Bueno, entonces el texto de hoy es para quienes estén pensando en ir a Bilbao -creo que eso ya es obvio, pero por si acaso lo aclaro- y estén buscando recomendaciones gastronómicas. Como te conté arriba, en Semana Santa me fui de viaje a esta ciudad tres días, una escapadita rápida para conocerla y descansar un rato. La verdad es que es un lugar con encanto. Caminamos por la ría, fuimos al impresionante Guggenheim y, por supuesto, como en esta “casa” somos un poco tragones, el sábado hicimos, tanto a mediodía como en la noche, una ruta de tapas por el centro de la ciudad. De eso trata lo que voy a contarte en esta entrada. Verás que me quedó larga pero es por la abundancia de fotos, que ya sabes que me gusta hacer muchas, y por eso verás imágenes de los pinchos y algunas de la ciudad (que no todo tiene que ser zampar).

Bueno. Antes tengo que hacer una confesión: Ese día yo solo me dediqué a comer, a pasármelo bien y a guardar la info y las fotos para hacer este post. El trabajo de búsqueda de datos culinarios y la configuración de rutas (lo más fastidioso) la hizo mi chico (el chef)… Sí, soy una fresca :).

Pasado mi momento “mea culpa” entramos en materia. Las dos rutas las hicimos por el casco viejo de Bilbao, lo que llaman Las Siete Calles, con la diferencia de que la caminata que realizamos a mediodía fue a sitios con pinchos un poco más clásicos, de esos de toda la vida; y la de la noche fue a lugares con elaboraciones más modernitas, con fusiones o técnicas más actuales, aunque en ambas rutas los bares a veces estaban ubicados muy cerca. Con este mismo formato te las presentaré aquí, aunque puedes hacer tu selección.

Ruta I. Pinchos detoalavida.

1. Empezamos en Kai, un sitio sencillo y agradable enfrente de los Jardínes de Albia, allí probamos dos pinchos, el croquetón de jamón ibérico y la bola de carne y patata:

Los dos pinchos estaban ricos, aunque a mí el pan me sobraba.

Jardines de Albia

2. Seguimos en el Zaharra, un bar muy chulo en la plaza Nueva, con una barra muy bonita llena de pinchos apetitosos donde comimos uno de bonito con picante y otro de jamón y tomate. He de decir que el segundo estaba especialmente rico, aunque como llegamos un poco tarde (más o menos como a las 3.30) ya se habían acabado algunas variedades.

La primera bandeja corrobora lo que acabas de leer

3. Del Zaharra cruzamos la plaza y llegamos al Víctor Montes, allí comimos pincho de foie y de ensaladilla con puerros:

Estos estaban muy buenos

4. Desde este sitio simplemente pasamos al portal de al lado y nos apostamos en la barra del Charly para probar un pincho de espinacas con queso que no nos gustó -y mira que me gustan las espinacas y el queso-, otro de chistorra con su banderita vasca muy mona y otro de tortilla con morcilla… Cómo verás, en esta plaza tienes unas cuantas opciones, porque luego en la noche también la visitamos dentro de nuestra segunda ruta.

¡Aúpa!

Al terminar de visitar estos cuatro locales y comernos varios pinchos y cañas quedamos llenísimos, ya sabes que el picoteo sacia más rápido que sentarse a comer un plato o dos. En el Charly decidimos parar la comilona para hacer un poco de turismo urbano y continuar la segunda ruta por la noche. En este intervalo llegamos por casualidad a una exhibición junto al río de deportes vascos en versión infantil, no te lo voy a contar aquí porque me saldría del tema gastronómico, pero me resultó muy interesante conocer cómo antiguos trabajos del campo vasco los han convertido con los años en deportes de competición.

Levantamiento de fardos. Al caserío llegaban los fardos que subían con una polea a la parte superior del almacén para que se conservaran mejor. Hoy es un deporte.

Ahora vamos con la segunda ruta.

Ruta II. Pinchos modernitos.

1. La caminata de la cena la iniciamos en La Roca, y ya desde la entrada se notaba el cambio de estilo, una barra con luces bajas, vigas en tonos llamativos y pinchos con presentaciones más actuales. Nosotros probamos la minihamburguesa de pollo al curry, jamón y pimiento verde; y la paletilla de jamón con rúcula, queso y pan de pizza, estaban buenísimos.

El del fondo de jersey azul es mi chico :)

2. La segunda parada fue El Globo, un local bastante conocido por la información que leímos en internet, que estaba ese día completamente lleno y que nos sirvió para protegernos de la lluvia típica que recién comenzaba. Allí nos pedimos un pincho de txangurro gratinado (que me comí yo sola por la alergia de mi chico), uno de setas con jamón y otro de atún con cebolleta de Tudela. Valió la pena la espera y el gentío.

La foto no le hace mérito, es que la luz no era la mejor :(. Txangurro.

Atún con alcachofa. Ñaca ñaca

3. De ahí caminamos bajo una lluvia finísima -en Madrid no lo haría, pero ya se sabe que de vacas todo te da igual, incluso llevar pelos de loca- hasta El Molinillo, allí nos comimos tres pinchos, aunque yo uno entero, (de nuevo su alergia, al final me beneficia :D y que no se malentienda esto), el de erizo de mar, otro de morcilla y uno de berenjena; el primero me encantó, el último no estaba tan rico porque la berenjena ya estaba correosa.

Berenjenas: no. Erizo: si

Ya se que la foto no es muy atractiva, pero estaban ricos

4. Última parada en el Sorginzulo, de nuevo en la plaza Nueva, una bonita barra con camareros muy simpáticos y un logo de una rana que me hizo mucha gracia, aquí probamos una gyoza que estaba riquísima, un pincho de foie con grosella y jamón, y otro de puerros, chistorra y huevo de codorniz. Solo hice foto del primero y el tercero.

La gyoza con pan… como que no

Y esta es la ranita simpática!

Después de esta segunda ruta nuestros estómagos ya gritaban “nooo noooo”. Así que paramos, pero ¿a que están chulas las dos?

Dato adicional: un lugar para comer rodeado de verde.

Aunque el post va de pinchos no quería dejar de contarte esto. Al día siguiente de nuestras rutas, un amigo bilbaíno nos recomendó un sitio muy chulo que te recomiendo si vas con coche o alquilas. Se llama Txacoli Simon y queda en las afueras de la ciudad, en el monte Artxanda. Es un restaurante que está bastante escondido, de hecho, nos costó bastante ubicarlo, pero nos encantó su estilo campestre: ofrece carnes a la brasa y ensaladas, pides lo que quieras comer y puedes llevarte lo solicitado en una bandeja afuera y sentarte en las mesas largas que tienen con tu respectiva miniparrilla para cocinar la carne a tu gusto, mira:

De postre me pedí una cuajada con miel. De verdad que es un lugar que vale la pena.

¿Te puedes creer que nunca había probado la cuajada?

Si vas a alguno de estos lugares cuéntamelo aquí o en las redes. ¡Agur!

Impresionante Guggenheim

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