La ventaja de esta vacuna en comparación con las tantas otras que se encuentran en desarrollo es que es la primera basada en modificación genética; utiliza el virus VIH-1 muerto con una metodología similar a la que derivó en las vacunas contra la poliomelitis, rabia y hepatitis A. Se produce en laboratorio, luego se mata y se modifica genéticamente para hacerlo inofensivo y finalmente se le aplica una proteína del veneno de abeja.
El equipo liderado por el doctor Chil-Yong Kang ya hizo 230 pruebas de seguridad distintas para obtener el permiso de la FDA y los ensayos clínicos se realizarán en Estados Unidos con 40 voluntarios VIH positivos. La primera fase tomará seis meses en completar y luego otro año más para evaluar los resultados. La segunda etapa medirá la respuesta del sistema inmune y contará con 600 personas sin el virus pero en categorías de alto riesgo (como hemofílicos, drogadictos, prostitutas y homosexuales con varias parejas sexuales).
La última etapa de pruebas abarcará 6.000 personas VIH negativas en categorías de alto riesgo que serán comparadas con otro grupo no vacunado. Hasta entonces no se sabrá con exactitud si la vacuna es 100% efectiva, pero de serlo podría comenzar a ser distribuida dentro de cinco años.
Probablemente requeriría dos dosis aplicadas con un intervalo de un mes, tal como funcionó en las pruebas hechas en animales.