«Entre la pena y la nada elegí la pena, me dijo el viejo cuando se lo pregunté, varios meses después de llegar como médico a aquel asilo de ancianos en el que él llevaba ya varios años. Me llamó la atención desde que lo conocí, pues era diferente a los demás ancianos. Tenía una elegancia natural que le distinguía del resto y siempre paseaba solo, sin hablar apenas con los otros, ni con los trabajadores. Lo que más me llamó la atención de él fue, no obstante, que siempre estaba leyendo…»
En primera persona, Cesar, el protagonista principal y narrador va adentrándonos en esta novela de suspense y de misterio, cuando recibe la noticia de que su amigo y mentor, su maestro en el periodismo, ha muerto. Manolo Castro jamás nos dio una lección, pero nos transmitió el amor a un oficio al que la mayoría habíamos llegado por vocación, pero del que ignorábamos todavía todo.
A pesar de los años de alejamiento, siguió siendo para él una referencia, un apoyo silencioso, aunque hubiera una diferencia de edad de varios años. Decía que morir en verano era morir dos veces, porque muchas de las personas que te quieren no podrán decirte adiós, pero tal vez, él murió mucho antes, cuando dejó de escribir. ¿Por qué? Se fue de este mundo con su secreto.
César volvió a aquella ciudad que tenía dos almas para despedir a su amigo, allí solo le quedaban los recuerdos y Carracedo, que seguía trabajando en el periódico. No pensaba volver, pero cuando regresó al hotel a recoger su maleta, le esperaba una sorpresa: un paquete pequeño con un papel escrito a mano con la letra inconfundible del desaparecido Manolo. Era la única novela que escribió y el único ejemplar que se libró de la guillotina de los censores que perseguían la pureza moral e ideológica y que le costó una denuncia por injurias. La escribió en honor a su padre y a todos los perdedores de aquella guerra fratricida; de aquellos que fueron condenados a perder su oficio y hasta su nombre. Manolo era un buen escritor, pero renunció a lo que amaba después de esa experiencia. Solo fue capaz de escribir ocultando su obra al mundo, incluyendo familiares y amigos. El legado es para César, con el que mantenía una profunda y sincera amistad.
Manolo vio sufrir a su padre porque le privaron de ser quien era y tuvo que dedicarse a escribir novelas del oeste, que se vendían en quioscos, con seudónimo. Vivió guardando un secreto, como hizo más tarde su hijo al silenciar su obra.
El protagonista intenta llegar al alma, a los sentimientos más profundos y ocultos de su amigo Castro; y tal ejercicio resulta una excusa para adentrarse en su yo más profundo, ese que hurtamos a los allegados incluso engañándonos a nosotros mismos, porque él también era una luciérnaga, alguien que iluminaba las noches con su linterna de mesa y por el día vagaba por aquella ciudad… Lo descubrió con Ron, su perro e inseparable compañero; escribía por la noche, como también hiciera su amigo Castro.
La prosa de Llamazares siempre es magnífica y no defrauda nunca, como en esta novela que nos acerca e invita a reflexionar sobre el oficio del escritor, sobre el valor de la amistad, sobre el autoconocimiento, las ilusiones, la memoria, el peso de la historia… Es posible que pasemos la vida persiguiendo sombras, o tal vez, todos tengamos algo de luciérnagas cuando, en la noche, nos enfrentamos al folio en blanco.
“Yo no existí, sólo fui una creación tuya como las que pueblan tus libros y las de todos los escritores que han escrito antes que tú y que escribirán después…”
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
El autor:
Julio Llamazares nació en Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros literarios, desde la poesía —La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)— o las recopilaciones de artículos —En Babia (1991), Nadie escucha (Alfaguara, 1995) y Entre perro y lobo (Alfaguara, 2008)— hasta la literatura de viajes —El río del olvido (1990; Alfaguara, 2006), Trás-os-Montes (Alfaguara, 1998), Cuaderno del Duero (1999), Las rosas de piedra (Alfaguara, 2008), volumen que da inicio al recorrido sin precedentes por España a través de sus catedrales que cierra Las rosas del sur (Alfaguara, 2018), Atlas de la España imaginaria (2015) y El viaje de don Quijote (Alfaguara, 2016)) y Las rosas del sur (Alfaguara, 2018)—, pasando por la crónica —El entierro de Genarín (1981; Alfaguara, 2015)—, el relato corto —En mitad de ninguna parte (1995; Alfaguara, 2014) y Tanta pasión para nada (Alfaguara, 2011)—, el dietario —Primavera extremeña (Alfaguara, 2020)—, el guion cinematográfico y la novela —Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994; Alfaguara, 2006), El cielo de Madrid (Alfaguara, 2005), Las lágrimas de San Lorenzo (Alfaguara, 2013), Distintas formas de mirar el agua (Alfaguara, 2015) y Vagalume (Alfaguara, 2023)—.
El libro:
Vagalume ha sido publicado por la Editorial Alfaguara En su Colección Hispánica. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 224 páginas.
Como complemento pongo el vídeo de la presentación de “Vagalume”, de Julio Llamazares en el Círculo de Bellas Artes en Madrid.
Para saber más:
Julio Llamazares en Wikipedia.
Julio Llamazares en Cátedra Miguel Delibes