Para todo aquel que esté pensando en pasarse al universo de Apple en cuanto a ordenadores se refiere, será mejor que tenga en cuenta una serie de consideraciones antes de tomar una decisión definitiva.
Apple ha sacado algunos productos más asequibles, como es el caso de un iMac de 21,5 pulgadas por 1129€, que ya llevaba un cierto tiempo en el mercado, y el reciente Mac Mini de 499€, y que se trata de una semitorre, por llamarlo de alguna forma.
En ambos casos estamos hablando de procesador que no son precisamente ninguna maravilla, i5 a 1,4 Ghz., más pensado en un usuario doméstico que use el ordenador para navegar por internet y hacer algún trabajo que otro, pero nunca para darle un uso intensivo.
Eso sí, en caso de que la duda se encuentre entre el iMac y el Mac Mini más sencillo, creo que siempre es mejor el primero, a menos que dispongamos de pantalla, teclado y ratón Apple, en cuyo caso la decisión siempre es más complicada.
Para contrarrestar ese procesador de 1,4 ghz., la memoria RAM del iMac es de 8 Gb., mientras que en el caso del Mini estamos hablando de 4 Gb., lo que reduce muchísimo su rendimiento, por mucho que lleve un sistema operativo más rápido y confiable.
Ahora bien, cualquiera de las demás posibilidades ya son otra historia, hay realmente un salto cualitativo comparándolo con los otros modelos, aunque ese salto se paga, pero puede que valga la pena invertir un poco más, ya que nos llevaremos un producto mucho mejor.
El aspecto del iMac es fantástico, muy elegante y su interior es todavía mejor… dependiendo del modelo claro está.
A pesar de que en otros productos de la marca ha existido la sensación de bajar la calidad, en el caso de los ordenadores esa sensación puede que sólo la tengamos en esos dos modelos concretos que están destinados precisamente a ese cliente que no necesita tanto y no quiere pagar tanto también.
Si vamos a comparar un PC de un precio similar con el de un Mac, podemos encontrarnos muchas sorpresas, pero sinceramente Windows sigue siendo un sistema poco útil para usuarios como diseñadores o programadores, que necesitan trabajar al mismo tiempo con distintas herramientas, sin tener que temerle a ese momento en el que todo se vaya al traste por culpa el pantallazo azul, o porque a una aplicación le ha dado la gana de “no responder”, en un ordenador cuando esto ocurre puede que todo el sistema se paralice y se tenga que reiniciar, mientras que con un Mac, si una app concreta no responde, se cierra, y listo, pero el resto del equipo no sufre.
Ahora bien, desconozco si esa respuesta será tan fantástica en un Mac con un procesador más bajo, y estos modelos han recibido duras críticas, por mucho que la idea sea que cualquier familia pudiera acceder a un ordenador de la marca.
También hay que tener en cuenta que estos modelos son bastante difíciles de ampliar, en el caso de que deseemos hacerlo, con lo que si miramos a largo plazo, puede que no sea lo que estemos buscando.
En definitiva, sí que vale la pena un Mac, pero siempre dependiendo del modelo y del uso que le demos.