Se veía venir. Sabíamos que era la Comunidad Autónoma con mayor deuda de España, la friolera de 20.500 millones (20% sobre el PIB). Ahora se ha confirmado. Ha tenido que salir el Tesoro y avalar una deuda de 123 millones de euros que tenía con el Deutsche Bank para salvar la situación.
El futuro de esta comunidad es oscuro. Y es que los excesos cometidos por el PP, con su expresident Camps a la cabeza, han llevado a esta situación de difícil solución.
Excesos de tamaño colosal, por ejemplo un aeropuerto (Castellón) parado y generando gastos después de diez meses inaugurado. Las iniciativas faraónicas como la Formula I, La Copa del mundo de vela, proyectos de obras no ejecutadas y pagadas a Calatrava, etc., junto con los dineros que se han llevado los presuntos delitos (Gürtel, caso Urdangarín, el caso Brugal de Alicante, las imputaciones de Carles Fabra), hace que salir de este pozo sólo haya podido ser a costa del Tesoro, o sea de todos los españolitos. Eso sí, todavía resuenan las voces de Camps diciendo que Valencia era la comunidad ejemplar de España. Y efectivamente, lo era: en malgastar y en incurrir en delitos.
Personajes como Camps, Barberá, Carles Fabra, Zaplana, Ripoll y todas sus caramillas han llevado a esta comunidad al estado ruinoso en el que se halla.
Hoy se encuentran con graves problemas para hacer frente a los compromisos financieros, a las nóminas de los funcionarios, al gasto farmacéutico y demás deudas a corto plazo. Por ello, parece que el recorte anunciado por Albert Fabra de 1000 millones de euros dista mucho de solucionar el problema.
Ahora sí que se pueden entender las palabras inadecuadas y catastrofistas de la nueva ministra de Empleo, Fátima Báez, de que “les han dejado un país en ruinas”. Suponemos que se refería al País Valenciano. Y sí, es una verdad como un templo. Aunque sea tirar piedras contra su propio tejado, porque esta comunidad la gobierna el PP, desde hace dieciséis años. Aquí es difícil echar la culpa a otros. Así es que, reconozco que ahora he entendido a esta estridente y “esaboría” ministra.
Salud y República