Valentín Solagaistua, militante de izquierda comprometido con Euskadi, la democracia y la libertad, se despidió en la madrugada del lunes, tras una larga enfermedad, dejando en el recuerdo de quienes le conocimos un sentimiento de pérdida y tristeza que nos costará superar. Le conocí en la década de los ochenta cuando se acercó al Partido Comunista de Euskadi, integrado ya en Izquierda Unida. Llegó a ser responsable de Comunicación y puso al servicio de nuestra formación política su experiencia, sus conocimientos y todo su entusiasmo por lograr la paz en Euskadi y avanzar hacia la justicia social. Era, sin duda alguna, un idealista y su fe en un mundo mejor le llevó a sumarse a ETA en la lucha antifranquista para después ser secretario general de Acción Nacionalista Vasca y candidato en las listas electorales de Herri Batasuna. Hace varios años se acercó al PSOE, donde llegó a ser concejal en Sopelana (Bizkaia). Hombre cercano, emotivo, trabajador, siempre próximo e inquieto, hizo de la actividad política su razón de ser y tuvo la virtud de conservar amigos y adhesiones allí donde estuvo. Agur eta Ohore.