Esta vez la ruta nos llevará por tierras castellanas, y tal como su nombre indica, es tierra de castillos, esta vez os haré una lista de los castillos que aún perviven en tierras vallisoletanas.
La provincia de Valladolid tiene el privilegio de albergar el mayor número de castillos de toda España. Por estas tierras habitaron los hombres prehistóricos, las legiones romanas, los celtíberos... además durante la Edad Media fue el escenario de las batallas fronterizas entre los reinos de Castilla y de León, y de enfrentamientos civiles entre monarcas y grandes señores...
A mediados del siglo XV, Enrique IV decide reformar y ampliar los castillos de Portillo y de la Mota de Medina del Campo, dando lugar a la Escuela de Valladolid en cuanto a construcción de castillos, pues durante los siguientes cien años los grandes nobles imitaran el estilo de estos castillos, tal es así que los castillos de Penafiel, Fuensaldaña y Torrelobatón comparten el parecido de sus entradas por el puente levadizo, los pasillos en doble codo y las celdas de intramuros. Durante este tiempo los judeoconversos que se han enriquecido adquieren señoríos y levantan castillos más residenciales, con una planta cuadrada donde se alza una poderosa torre del homenaje, cuya altura suele ser igual al lado del recinto y al doble de la altura de éste. Mientras tanto su interior es más un palacio, con sus patios porticados alrededor de los cuales están las estancias residenciales de los señores, los almacenes y las cuadras, así como los cuartos para el servicio.
Este inmenso castillo, cuyos altos muros y torres nunca fueron conquistados por las armas, aparece aislado en el extremo del pueblo, asomándose sobre las suaves lomas de los Montes de Torozos, y dominando un extenso paisaje, conocido como Tierra de Campos. Las primeras menciones de este lugar datan del año 967, en 1219 la Orden de San Juan de Jerusalén concede fuero a la villa y 6 años más tarde, Sancho IV la entregó a don Alfonso de Meneses. A lo largo de la historia fue cambiando de propietarios, uno de ellos fueron los Guzmán, tal y como nos indica el escudo que preside la entrada. Su construcción fue en los primeros años del siglo XIV cuando las disputas entre los reinos de Castilla y de León estaban a la orden del día, bajo la protección de doña María de Molina, los Meneses levantaron esta solida fortaleza sobre la que ya existía y, que integrada en la linea fronteriza con el reino de León, se convirtió en el baluarte del reino de Castilla. Este carácter defensivo se mantuvo hasta la unión de los reinos que llevaron a cabo los Reyes Católicos.
De planta casi cuadrada, que se articula en torno a un patio interior, en sus esquinas se alzan los 4 torreones, tres de ellos son rectangulares mientras que el cuarto es una esbelta torre del homenaje de forma pentágona de 20 metros de altura. A traces de un arco apuntado se accede a una sala con bóvedas de cañón . En el medio de cada lienzo de muralla existe un cubo cilíndrico que destaca sobremanera entre tanta cuadratura.
El castillo sirvió de refugio a los Comuneros, pero terminó siendo un silo de cereales, en la actualidad se halla parcialmente restaurado y su interior alberga el Centro de Interpretación del Medievo. Las visitas pueden hacerse desde abril a septiembre, en verano el patio de armas acoge conciertos programados dentro de las "Veladas de los Castillos" que organiza la Diputación de Valladolid.
Ya que estamos en Fuentealegre no esta de más visitar el Conjunto Histórico Artistico del pueblo, un conjunto medieval que se formo a partir del castillo y adaptándose a la forma del terreno, cuyo perímetro estaba protegido por una muralla, de la que aún se conservan algunos restos. Si queremos ver las típicas casonas de sillería en adobe con sus grandes portadas, hay que pasearse por la calle Mayor, y no olvidarnos de las dos iglesias, la de Santa María, construida entre los siglos XVI y XVII, y la de San Pedro del siglo XVII. La belleza de este pueblo lo convirtió en escenario para la película El Cid (1960) de Anthony Mann.
Este es un castillo-palacio que comenzó a edificarse en el siglo XIII, pero es en el siglo XV cuando adquiere su actual aspecto, como residencia de los Vivero. Don Alonso Pérez Vivero, contador de Juan II de Castilla, fue comprando todos los lotes señoriales que conformaban Fuensaldaña para construirse este magnífico castillo-palacio, el pobre hombre no consiguió verlo acabado, pues murió asesinado por conjurar contra don Álvaro de Luna. Los que lo construyeron fueron moros cautivos que eran dirigidos por un maestro cantero, las obras continuaron gracias a Juan de Vivero, el hijo del impulsor del castillo. Los vivero apoyaron a la reina Juana en su lucha por la corona de Castilla, por ese motivo los Reyes Católicos lo confiscaron, y no lo devolverían hasta 1490. No sería la primera vez que lo confiscarían, pues en 1520 volvió a ser confiscado al heredero como castigo por el asesinato de su esposa. Además en 1521 las tropas comunera lo ocuparon y lo convirtieron en uno de sus bastiones defensivos.
Es de planta cuadrada y sus ángulos están rematados con cubos cilíndricos, la torre del homenaje cuenta con tres alturas y sótano que se unen gracias a una escalera de caracol.
El castillo pertenece a la Diputación de Valladolid, y fue sede de las Cortes de Castilla y León durante más de veinte años, se encuentra en el casco urbano y se puede visitar de octubre a abril los fines de semana, desde las 11 a las 14 y de las 17 a las 19 horas, de mayo a septiembre amplia su horario una hora más, hasta las 20h. Si lo que se quiere es una visita guiada, sabed que las hacen a las horas en punto, y es necesario reservar previamente en el teléfono: 983427174
Juan II concedió el privilegio a Fernán Alfonso de Robles para fundar su mayorazgo allá por el año 1427, incluyendo como no el pueblo de Trigueros y todo su valle, pero ese mismo año acabó encarcelado por alzarse contra el valido del rey y tres años más tarde asesinado. Será su hijo Gutierrez de Robles, casado con María de Guevara los que realizarán las obras en el castillo, sus escudos aún se encuentran sobre la puerta. Pero cuando de Robles muere, su hijo Fernán se apoderará del castillo sin acatar el testamento de que la heredera era su madre. Fernán era un tipo despótico, tanto que su actitud provocó que sus vecinos, durante la Guerra de las Comunidades (que se recrea históricamente cada verano) lo asaltaran. La curiosidad de este castillo es que al recinto principal y más antiguo, se entra bajo una torre defensiva, además de que las caballerizas son grandes y son subterráneas, bajo unas enormes bóvedas. Este castillo es propiedad del ayuntamiento, y de momento no tiene uso alguno, es de acceso libre, pero la visita debe concertarse previamente los fines de semana de 10 a 13 h.
Este castillo se encontraba en una situación fronteriza, reconquistada la zona por Alfonso III y habiendo sido establecida la frontera en el río Duero, comienza la repoblación en torno a la iglesia primitiva. En el siglo XI, cuando los reinos de Castilla y León se unificaron gracias a Fernando I, la villa pasa a ser "realenga" y se donará a la Orden de San Juan de Jerusalén, en 1195 pasará a manos de la familia Meneses, allá por el 1195 y por orden de Alfonso VIII. A mediados del siglo XIV pasó a ser propiedad de don Juan Alfonso de Albuquerque, y entre 1522 y 1752 bajo el señorío de los Castelnuovo. En 1860 lo compró Cipriano de Rivas, secretario real y cuyos descendientes aún son propietarios del castillo. Aquí estuvieron alojados (por no decir prisioneros
En 1931 fue declarado Monumento Histórico. La muralla alcanzó un perímetro de más de 1 km a finales del siglo XV, se conservan grandes lienzos de esa muralla que tuvo al menos 2 puertas y 32 cubos semicirculares, de los que quedan aún 7, algunos de ellos se han rehabilitado para poder visitarlos.
Esta edificación es muy singular, se trata de un castillo-palacio completamente abovedado siguiendo las técnicas cistercienses, tiene la particularidad de organizar su estructura en dos niveles en bóvedas de crecería, que se superponen. Es de planta rectangular, con 9 torres, 7 de ellas son macizas mientras que las otras 2 tienen salas interiores abovedadas, los estanos se usan como almacén y curado de quesos. Este castillo es privado y no se puede visitar, pero si queréis conocerlo en la Oficina de Turismo hay una proyección de video que nos lo explica, lo que si se puede visitar son los restos de la muralla y los cubos restaurados. Ya que haréis llegado hasta aquí es una pena no disfrutar del pueblo con su Conjunto Histórico Artístico y se estáis entre julio y agosto, podréis visitar el Mercado Medieval.
En el siglo XV Simancas pasó de formar parte de la jurisdicción de Valladolid a la de los Enríquez, Almirantes de Castilla, que serán los promotores de la construcción del castillo a partir de 1465. Se edificó sobre una fortaleza preexistente, y a ellos debemos el cuerpo principal, las torres y la barbacana; al este del castillo, de planta pentágona, se conserva entre dos torreones la única puerta de esta época, hoy inaccesible. En el siglo XVI el alcaide Hernando de la Vega aumento la profundidad y anchura del foso, y abrió otra puerta al norte y que daba acceso directo al exterior de la villa. El castillo llegó a tener hasta tres puertas con sus correspondientes puentes levadizos, 2 de ellas acabaron siendo sustituías durante los reinados de Carlos II y Felipe V (sabréis cuales son porque cada una tiene su escudo). Durante un tiempo fue depósito de armas, de monedas y cárcel.
En 1540, y por orden de Carlos I, una de sus torres se dedica a archivo de lo documentos más importantes de la Corona; pero será Felipe II el que haga que toda la fortaleza se dedique a la guarda custodia de documentos, otorgándole un reglamento.
El proyecto lo llevará a cargo Juan de Herrera, y eliminará bóvedas, regulariza el patio, derriba la muralla e implanta su edificio sobre un pozo preexistente.
Desde 1588 se encargará de continuar las obras Francisco de Mora, suyos son el patio, la escalera principal y el pórtico de la entrada. Las obras se acabaran en el siglo XVII y estarán a cargo de Pedro Mazuecos y Diego de Praves.
Su estado de conservación es magnífico, pues pertenece al Ministerio de Cultura además de que nunca ha sido abandonado. Se puede visitar de lunes a viernes de 10 a 14 y de 17 a 19. Si es en fin de semana la entrada es una hora más tarde. Hay visitas guiadas pero con un mínimo de personas para hacerla (5) durante la semana es a las 12h, mientras que los fines de semana y festivos hay a las 11 y a las 12,30h. Para la visita es imprescindible reservar en el 902500493.
En 1392 don Alfonso Enríquez, el futuro Almirante de Castilla, compró Torrelobatón y consiguió la licencia de Juan II para edificar el que sería su castillo. La construcción comenzó en el primer cuarto del siglo XV. Pero como muchas veces pasa, su heredero, Fadrique perdió la propiedad al apoyar a los Infantes de Aragón en contra de Juan II, éste, ante tal afrenta, decide que el castillo pase a unas nuevas manos y lo transfiere a Alonso Pérez de Vivero, que no lo recuperará hasta 1455, cuando regresa del exilio tras haber sido perdonado por Enrique IV. Es entonces cuando se construye un nuevo castillo más señorial, aprovechando el que ya había. Este castillo es conocido como el "Castillo de delos Comuneros" porque fue tomado durante la Guerra de las Comunidades por las tropas comuneras al mando de Padilla, el 25 de febrero de 1521. Precisamente las tropas comuneras partieron de este castillo para ir hacia la batalla de Villalar, donde acabarían derrotados unos meses más tarde.
La titularidad del castillo, una vez devuelto, siempre ha sido de la familia Enríquez, hasta el siglo pasado, ya que actualmente pertenece al Ministerio de Agricultura y que durante la segunda mitad del siglo pasado lo destinó como silo.
Este castillo formó parte de un cinturón defensivo que cercaba la villa y del que aún se conserva una de las puertas en la plaza Mayor. El patio de armas, cuadrangular, se encuentra franqueado por cubos cilíndricos, y la torre del homenaje que contaba con un acceso desde los adarves, este castillo es un claro ejemplo de la Escuela de Valladolid. En dicha torre del homenaje se encuentra el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero, que nos muestra las claves para entender este acontecimiento de gran relevancia para la historia de Castilla y León. Las visitas en invierno son los sábados, domingos y festivos, de 11 a 14h y de 16 a 18,30 h, en verano se amplia a los viernes por la tarde y el fin de semana se alarga una hora más el cierre.
Las luchas ocasionadas por la separación de los reinos de Castilla y de León, crearon la necesidad de fortificar diversas villas, entre ellas la de Urueña.
Así en el siglo XII se comienza a construir las murallas y el castillo a cargo de doña Sancha, hermana de Fernando I. El recinto amurallado, se adapta al escarpado borde del páramo, es uno de los mejor conservados de la provincia y protegía un castillo que se edificó sobre una antigua fortaleza romana a mediados del siglo XI a instancias de Fernando I.
Dos puertas permitían el acceso al interior, la del Azogue y la de la Villa, con un arco apuntado y situada en el borde del páramo. El castillo se encontraba en el extremo sudoriental de la villa, el conocido "Peinador de la Reina" es el punto más alto del conjunto monumental. El castillo de planta cuadrada tiene las esquinas reforzadas por cubos cilíndricos, excepto la Torre del Homenaje , en el sur y que es de planta cuadrada. En este castillo residieron personajes ilustres como doña Urraca o María de Padilla, amante de Pedro I; también estuvo preso Pedro Vélez, el conde de Luna o la infanta Beatriz de Portugal. Este castillo no es visitable ya que desde el siglo XIX alberga el cementerio municipal, así que tan sólo se puede visitar su exterior, a no ser que haya un entierro y asistáis al sepelio.
Este castillo se eleva sobre las ruinas de fortalezas anteriores y domina la llanura surcada por el Cega, el Pirón y el Eresma. Su parte más antigua data del siglo XIII, y corresponden a los restos de la muralla y la estructura de la Torre del Homenaje. En sus tiempos tuvo un foso que lo defendía; en el siglo XV se reforzó la torre y se le añadió un cuerpo que daba acceso a la torre a través de un puente levadizo.
Ya el rey Alfonso XI nos refiere al Castillo de Iscar, ya que al serle negada la entrada en él mientras practicaba la caza, mandó ajusticiar al alcalde y escarmentar al señor del castillo Don Juan Martínez de Leyua. En 1991 el ayuntamiento de Iscar compró el castillo para acondicionarlo para que sea visitable, actualmente puede visitarse una cervecera y el recinto monumental los sábados de 12 a 19h y los domingos de 12 a 15 h. Si se quiere visitar a otras horas o visitas de grupo hay que concertar en la Cervecera La Loca Juana (983101511) y como no degustar alguna cervecita.
Es uno de los más grandes y mejores castillos de Valladolid, incluso de Castilla y León. Se alza sobre un cerro o mota de doblamiento muy antiguo en la ciudad de Medina del Campo.
En 1390 Juan I dona la villa y la mota, a su hijo Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón. Los enfrentamientos entre Juan II de Castilla y los Infantes de Aragón provocaron que la villa estuviera dividida y en manos de unos u otros dependiendo de quien ganara la batalla, pero tras la Batalla de Olmedo en 1445 el castillo de la Mota acabó bajo el poder real, que lo utilizará militarmente y como prisión de estado. Será Enrique IV el que manda la construcción de la torre y entrega la fortaleza al arzobispo de Toledo, cuya traición hace que el castillo pase de nuevo a manos aragonesas. El acuerdo de los Toros de Guisando en 1468, entrega la fortaleza y la villa a Isabel (la Católica), pero más tarde se la quitará para entregársela a su hija Juana, quedando la fortaleza en manos de Alonso de Fonseca hasta su muerte (1473). Su sobrino acabó entregando la fortaleza al Duque de Alba, y éste a los reyes Católicos. Durante la Guerra de las Comunidades, la fortaleza permanecerá fiel a la corona, pese a que Medina era comunera. Aquí estuvo encerrado César Borgia.
La fortaleza tiene un amplio patio de armas y una Torre del Homenaje de casi 40 m de altura, desde el patio se accede a la capilla de Santa María. Para saber los horarios y las visitas www.castillodelamota.es
Posiblemente restos románicos sirven de apoyo a este castillo que data del siglo XV y que perteneció a Don Diego Gómez de Sandoval, Adelantado Mayor de Castilla y conde de Castrojeriz, cuyos escudos aún se pueden ver en diferentes puntos del castillos. A partir de 1429, fecha en que la corona lo confiscó fue pasando de señor en señor hasta 1474, cuando es ocupado por el conde de Benavente que mandará edificar la barrera exterior y los fosos empedrados, reformará el patio y construirá un impresionante pozo de 32 metros de profundidad, con escalera y salas subterráneas. Actualmente pertenece a la Universidad de Valladolid, pero es la Asociación Amigos de los Castillos lo mantiene y abre sus puertas de marzo a noviembre los fines de semana y festivos, mañana y tarde. En la Torre del Homenaje se realizan exposiciones temporales y durante los meses de verano se celebran conciertos en el patio, las conocidas "Veladas en los Castillos".
Sancho IV de Castilla entregó al infante don Juan Manuel la villa y los recursos necesarios para construir un castillo sobre una fortaleza que se había levantado en el 1013 por el Conde de Castilla. El infante construye las murallas de la villa en 1307 de las que perduran cuatro cubos y algunos paños.
Al encontrarse sobre un cerro con una posición defensiva y de control inmejorable en la frontera del Duero en los primeros siglos de la reconquista, hablamos del IX y del X, esta hermosa fortaleza ha sido reformada y reforzada con el paso del tiempo, la que actualmente contemplamos es fruto de las reformas de Don Pedro Girón, en el siglo XV.
Este castillo es Monumento Nacional y alberga el Museo Provincial del Vino, un referente enoturístico de la provincia de Valladolid. Se puede visitar de octubre a marzo, de martes a domingo y el horario es de 11,30 a 14 h y de 16 a 19 h, de abril a septiembre se alarga una hora más por la tarde.
García Franco de Toledo, un noble descendiente de judios conversos toledanos, hereda la villa de su padre y manda construir en 1474 un castillo señorial que imitará al castillo de Portillo, pero por problemas económicos de la familia la obra quedará inconclusa. El castillo va pasando a manos de los herederos legítimos, hasta que uno de ellos, en 1515 es encarcelado y sus bienes confiscados. Cuando es puesto en libertad se revuelve contra el Cardenal Cisneros por lo que será desterrado de Valladolid y acaba refugiado en el castillo de Villafuerte donde reafirma su condición de señor y coloca su escudo en lo alto de la torre del homenaje. De planta cuadrada con torres redondas en tres de sus esquinas y una gran torre del homenaje ocupando la cuarta. Está rodeado por una barrera de menor altura, por lo que su capacidad defensiva era más bien limitada, más bien era un símbolo del poder señorial. Este castillo permaneció habitado hasta el siglo XX, pero en 1983 lo adquirió la Asociación de Amigos de los Castillos que está llevando a cabo trabajos de restauración, se puede visitar de lunes a domingo, puesto que hay un guarda guía.