Vallecas siempre vuelve

Publicado el 23 septiembre 2014 por Squadraeterna @squadraeterna


Acababa la temporada 2011/2012, el partido se disputaba en Vallecas y el rival del Rayo era el Granada. Todo o nada. Primera o Segunda. Ganar o perder. Vida o muerte. Entonces apareció Tamudo, el de los goles inolvidables, el de los ‘Tamudazos’. Un tanto del catalán sobre la bocina dejaba a los de Ramón Sandoval en lo alto, en la élite del fútbol español. El barrio obrero seguía siendo de Primera.
Una campaña más tarde llegaba la mejor temporada la historia del club, la del curso 2012/2013, el equipo de la franja, dirigido por Paco Jémez, no solo volvía a guardar la categoría, no solo Vallecas había disfrutado, cualquier aficionado al buen fútbol había sonreído con un equipo humilde capaz de alcanzar los puestos que daban acceso a Europa.
Meses más tarde y tras tres temporadas en lo alto, parecía que la gasolina empezaba a agotarse, la plantilla no competía, el técnico era cuestionado, la directiva pitada cada partido en casa y lejos de Vallecas y la distancia entre la afición, ya sea a favor o en contra de Jémez, ya sea a favor o en contra del mandamás de turno, empezaba a convertirse en una colina de difícil acceso. El pozo de la categoría de plata cada vez era más visible. Aquel que con el técnico de Humanes, el del ‘Tamudazo’, se dejó por la puerta grande, cada vez se atisbaba mejor en el horizonte vallecano.
En la mente del buen franjirrojo se vislumbraban los temores del pasado, las viejas pesadillas del año 2003, las del descenso a Segunda, la anterior a una nueva caída, esta vez a Segunda B, una categoría difícil de olvidar. Difícil de jugar e inolvidable a la par. Allí Vallecas se volvió a unir, nuevos jugadores que llegaban desde el filial y Pepe Mel a los mandos, plantilla querida y afición unida. Perfecta mezcla en busca de los focos de la máxima categoría.
Tres temporadas tardó el barrio en volver. Tres temporadas donde Pepe Mel dijo adiós para que llegase Sandoval. Tres temporadas donde los  Ruiz Mateos arruinaron de forma cruel y despiadada a una familia que siempre les quiso como padres, como esos padres que te lo han dado todo, que te quieren y arropan hasta que dejan de hacerlo, esos padres que te tocan y desearías no haber tenido jamás. Una puñalada por la espalda. Un engaño que Vallecas nunca olvidará.
Entre tanto, como decíamos hasta que los Ruíz Mateos entraban en estas líneas, tres campañas donde el Estadio de Vallecas, antes Teresa Rivero, eso también se ha borrado, disfrutaron con jugadores de la talla de Edu Albácar, hoy lateral del Elche, primordial en el ascenso ilicitano y zurda de oro desde el lateral. O Diamé, mediocentro que el Rayo trajo del Lucena para acabar vendiendo a la Premier y Rubén Castro, si, el canario que sigue celebrando tantos en Sevilla.

Junto a muchos nombres estaban Cobeño, Lass, Tito, Movilla, Armenteros, Arribas y Javi Fuego, también Piti y Coke, ellos desde el principio. Figuras del ascenso y piezas importantes del primer capítulo en la máxima división. A ellos se les unían Trashorras y Michu desde Vigo, Jordi Figueras del Pucela o Tamudo desde Anoeta. Unos nombres que pasaron por la casa, vinieron al barrio para salir, pero salir y ser recordados. Vallecas no les olvida y ellos no quieren olvidarnos. Una huella como la de Diego Costa, que cuando llegó al equipo nadie sabía de su potencial, a los pocos meses y con trabajo enorme, Scolari y Del Bosque peleaban por sus servicios. Premio para ‘La Roja’, el Gordo diría yo.
Después y junto a Paco Jémez aterrizaron José Carlos, Franco Vázquez, Jordi Amat, Leo Baptistao, Gálvez, Rubén, Arbilla o Chori Domínguez. Palabras mayores este Chori, pero esto es otra peli. Todos honraron a la franja, como Rubén, Larrivey y Saúl, o Rat, Iago Falque y Rochina, todos lucharon con ella por un sueño, una categoría a la que se aferraron y junto al empuje de su fiel afición salvaron. Quizás muchos de estos nombres serían un lujo en el panorama actual, unos jugadores que triunfarán lejos de Vallecas, algunos a pocos kilómetros, por otros se ofrecerán cantidades importantes de dinero, quizás, lo que falta por Vallecas. La moneda manda y allí no sobra. Poderoso caballero es Don dinero. Pero no lo duden, esté quién esté, entrene quién entrene, Vallecas sobrevivirá. Vallecas volverá a ser uno, a remar en el mismo sentido hasta conseguir lo que merece, prestigio, dignidad, honra, honor y lucha, porque ya sea en lo alto, en Segunda o en Segunda B, juntos disfrutaremos. Y recordad: Vallecas siempre vuelve.

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