Acabo de estar en el 3er Global Eco Forum que ha tenido lugar en Barcelona. Es un evento de tres días que gira en torno a la sostenibilidad y la biodiversidad con un enfoque “multidisciplinar, multinivel y multiagente”. Lo cierto es que ha conseguido atraer a un variado grupo de gente, desde ecologistas radicales a representantes de grandes empresas pasando por científicos y políticos.
A pesar de que el tema a tratar es de crucial importancia para el futuro de nuestras sociedades, parece este tipo de eventos sólo atrae a algunos “perros verdes” como el que esto escribe.
El primer evento fue una “Mesa redonda sobre el turismo responsable y la diversidad“. Ahí pudimos escuchar diferentes ejemplos de acciones tanto en el Sur Como en el Norte. Joan Riera, un antropólogo provocador, nos Middle Africa, una agencia de viajes que ofrece destinos en el África negra. Severino García de Ecoagroturismo, nos presentó el turismo rural como articulador del espacio rural y la necesidad de certificar algunos alojamientos ecológicos, cosa que me pareció bastante complicada (aún no hay pruebas de que la certificación en el turismo funcione a nivel turista). Javier Ortiz de Fuerte Hoteles presentó ResponsibleHotels, un portal que quiere ser un canal comercial para hoteles responsables. Ferrán Guallar del Instituto Jane Goodall habló de los proyectos que han desarrollado en Senegal para salvar espacios protegidos a través de la puesta en valor turístico de los chimpacés; se atrevió a poner un precio: un millón de dólares, cifra calculada a partir de los beneficios potenciales que uno de estos simios puede generar. También estuve presente Ethnic, una pequeña asociación que recomienda “rutas turísticas sostenibles”. El evento fue transmitido a través de Twitter, confirmando la tendencia a abrir la puerta virtual a los eventos para que cualquiera pueda estar sin estar.
El día siguiente asistí al taller “Values for Nature and Willingness to Act” sin saber que iba a encontrarme. Resultó ser un taller muy agradable con gente de lo más interesante. Nos dio tiempo a meditar, debatir y a hacer dinámicas muy divertidas en que decidíamos qué cuatro valores personales eran los más importantes (y casi nunca estábamos de acuerdo). Pude conocer a gente que trabaja en Responsabilidad Social Empresarial que me dejó en la duda de si estaba ante gente estupenda y comprometida o ante sofisticados Relaciones Públicas. Quizá haya un poco de las dos cosas. Una dinámica que me gustó fue el llamado open space que consistía en proponer iniciativas e invitar a gente a participar y contribuir de manera totalmente libre. Se trataron temas como “cómo hacer el sistema educativo más verde” ó “cómo incentivar el consumo responsable”.
En la inauguración se juntaron representantes de las empresas Iberdrola (energía) y Havas (publicidad y medios), el presidente de Eco Unión, Jeremie Fosse y el representante de la oficina catalana contra el cambio climático. Cada uno soltó su rollo, vendiendo su labor contra el cambio climático desde su ámbito. La retahíla de inmaculados logros fue abruptamente cortada por el candidato verde catalán y por Juan López Uralde, de Equo. Ellos argumentaban que los mencionados esfuerzos se quedaban cortos y que había que seguir apostando por las energías renovables.